El mercado mundial del vino enlatado está al alza. Razones no faltan: es más fácil de transportar, más rápido de enfriar y, ahora en verano, se puede llevar a la playa.
La lata de vino aún es una rareza en España mientras se está disparando su consumo en países como Estados Unidos, Sudáfrica o Australia, de menor tradición vitivinícola y, por lo tanto, donde el rechazo cultural a este formato es pequeño. Pero esta opción empieza a expandirse por países como Chile, Argentina, Portugal, Inglaterra, Alemania, Italia o Francia. Todo indica que terminará siendo una elección exitosa también en nuestro país. Razones no faltan, fundamentalmente la comodidad —y más en verano, ya que a las playas no se puede acceder con botellas de cristal—.
La lata de aluminio en sus distintos formatos (187, 250, 330 mililitros) ha conquistado un espacio significativo en el consumo de vino de algunos países, y con tendencia en alza. En Estados Unidos es el envase con mayor incremento: según Nielsen, entre 2017 y 2020 las ventas de vino en lata se incrementaron un 3.800% hasta alcanzar los 253 millones de dólares. Según datos del estudio de Grand View Research Canned Wines Market 2016-2028, el mercado mundial de vino enlatado alcanzará los 571,8 millones de dólares en 2028, con una tasa de crecimiento anual del 13,2%. Existen poderosas y convincentes razones para ello: facilidad de uso, resistencia, almacenamiento y transporte; consumo fragmentado en distintos formatos, sin necesidad de copas; la rapidez y facilidad de enfriamiento. También la total hermeticidad y ausencia de luz en su interior, que reduce los problemas de oxidación respecto a los sistemas tradicionales de embotellamiento. Cabría añadir que pueden ser de aluminio reciclado, y 100% reciclable.
La lata de aluminio en sus distintos formatos (187, 250, 330 mililitros) ha conquistado un espacio significativo en el consumo de vino de algunos países, y con tendencia en alza. En Estados Unidos es el envase con mayor incremento: según Nielsen, entre 2017 y 2020 las ventas de vino en lata se incrementaron un 3.800% hasta alcanzar los 253 millones de dólares. Según datos del estudio de Grand View Research Canned Wines Market 2016-2028, el mercado mundial de vino enlatado alcanzará los 571,8 millones de dólares en 2028, con una tasa de crecimiento anual del 13,2%. Existen poderosas y convincentes razones para ello: facilidad de uso, resistencia, almacenamiento y transporte; consumo fragmentado en distintos formatos, sin necesidad de copas; la rapidez y facilidad de enfriamiento. También la total hermeticidad y ausencia de luz en su interior, que reduce los problemas de oxidación respecto a los sistemas tradicionales de embotellamiento. Cabría añadir que pueden ser de aluminio reciclado, y 100% reciclable.
Otra ventaja es la posibilidad de contener todas las tipologías de vino, incluido los espumosos, además de bebidas aromatizadas a base de vino como sangrías, spritzer, algunos frizzantes o vermuts. Y con todas las graduaciones alcohólicas posibles, desde cero grados hasta más de 14. Una opción particularmente oportuna cuando se desea tomar solo un par de copas (la lata de 250 mililitros es la más habitual) o de baja graduación alcohólica. En otras palabras: nada hay para que, en principio, no pueda beneficiarse de la misma aceptación que hoy tiene una lata de cerveza o refresco. En realidad, va destinada al mismo perfil de consumidores, y para momentos semejantes de consumo: con amigos, en excursiones y acampadas, en la playa o en acontecimientos colectivos como conciertos donde el cristal no tiene cabida.
En España, Cavas Hill lanzó una oferta de vino en lata en 2008, con resultados poco satisfactorios. Son los riesgos de enfrentarse a usos y costumbres muy arraigados. Pero la situación ha comenzado a cambiar en los últimos años, y hoy más de una docena de empresas, entre ellas algunas bodegas de prestigio, comienzan a ofrecer su vino enlatado: Zeena, Ah-So Wine (de Bodegas Artadi, pero solo para EE UU), De Haan Altés, Can-Vi, Be Toff, Castelo de Pedregosa, Glass Canned Wines, Bodegas Don Octavio, Vitivinícola del Mediterráneo, Cooperativa El Progreso, Born Rosé Barcelona, Celler Batea, Codorníu o Croft Twist. Una oferta que crece según se consolida la demanda. Su desarrollo puede desempeñar un papel importante en el incremento del bajísimo consumo per capita de vino en España, particularmente en el grupo de edad entre 20 y 30 años. Por otra parte, la oferta en lata de vinos jóvenes (o con ligera crianza) con una relación calidad-precio atractiva puede ser una buena salida de nuestros graneles (más del 56% de la producción) que hoy se venden internacionalmente a precios bajos.
Hoy más una docena de empresas, entre ellas algunas bodegas españolas de prestigio, comienzan a ofrecer su vino enlatado. En la imagen, una foto promocional de la bodega Be Toff.DON UNGARO; |
En definitiva, lo importante de la lata de vino, un formato universalmente aceptado para consumo de bebidas, es la calidad del contenido. No existe ninguna razón enológica para que no sea de buena calidad, sino todo lo contario. Por supuesto, la lata de aluminio eco-sostenible (reciclado y reciclable), con película interna (Vinsafe@ o similar), nunca suplantará a la botella de vidrio en el segmento de los vinos de crianza que necesitan evolucionar para adquirir la plenitud de sus virtudes, donde el tapón de corcho y la botella de vidrio siguen siendo insustituibles. Pero hay todo un mundo que conquistar en la oferta mayoritaria de vinos jóvenes o con ligera crianza. Merece la pena liberarse de prejuicios y aprovechar las ventajas de la lata.
CARLOS DELGADO
Fuente: El País
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