Cuál es la temperatura ideal para beber café
Con el frío de estos días el cuerpo nos pide comida caliente, pero ojo, porque si tomamos algo, un café, un caldo o un cocido demasiado caliente, además de quemarnos la lengua, podría tener consecuencias en nuestra salud.
Las bebidas y comidas calientes son probablemente las herramientas más eficaces que tenemos para poder afrontar el invierno con sus bajas temperaturas y así entrar en calor. El cuerpo nos pide tomar una sopa y un café o un té calentito. Sin embargo, hay que tener cuidado con los alimentos calientes. Cuando se habla de líquido caliente, se refiere a temperaturas por encima de los 60 y 70 grados.
Martina Herranz, jefa de servicio Aparato Digestivo Hospital Universitario La Paz, ha señalado a laSexta que hay una relación "entre la ingesta de líquidos muy muy calientes y la aparición de cáncer de esófago de tipo escamoso". La Organización Mundial de Salud (OMS) ya alertó el año pasado del peligro que supone ingerir bebidas muy calientes, ya que podrían causar este tipo de cáncer. No obstante, esto no quiere decir que provoque esta enfermedad, sino que puede estar relacionado. Y es que "cualquier agresión al esófago que suponga un daño térmico va a ser un predisponente al cáncer", aclara Herranz.
¿Pero cuál es la temperatura límite y a la que tenemos que estar atentos? Tomar líquidos por encima de los 70 grados puede ser un riesgo. Eso sí, tiene que ser con un consumo muy frecuente. Tal y como se toma café, té y mate en China, Irán, Turquía y países de Sudamérica. ¿Pero a qué temperatura llega a nosotros? Por ejemplo, un café solo recién salido de la máquina, en taza, en días como estos se queda en 64 grados, pero si le echamos leche caliente y en vaso, alcanza el límite de los 70 grados. Estas temperaturas se superan cuando se trata del agua para el té, ahí llega alcanzar 86,7 grados.
Así que, según Herranz, "las altas temperaturas no son buenas para ninguna de las mucosas del organismo y no hay que llevarlo al extremo". "Si algo está quemando en la boca, no debemos tragarlo", añade. En resumen, si hay sentido común, baja el riesgo. Así que mejor que nos preocupemos por lo que nos llevamos a la boca que por su temperatura. "El tabaco y el alcohol son los dos principales factores de riesgo para el cáncer de esófago, y eso no hay que perderlo de vista", zanja Martina Herranz.
Las bebidas y comidas calientes son probablemente las herramientas más eficaces que tenemos para poder afrontar el invierno con sus bajas temperaturas y así entrar en calor. El cuerpo nos pide tomar una sopa y un café o un té calentito. Sin embargo, hay que tener cuidado con los alimentos calientes. Cuando se habla de líquido caliente, se refiere a temperaturas por encima de los 60 y 70 grados.
Martina Herranz, jefa de servicio Aparato Digestivo Hospital Universitario La Paz, ha señalado a laSexta que hay una relación "entre la ingesta de líquidos muy muy calientes y la aparición de cáncer de esófago de tipo escamoso". La Organización Mundial de Salud (OMS) ya alertó el año pasado del peligro que supone ingerir bebidas muy calientes, ya que podrían causar este tipo de cáncer. No obstante, esto no quiere decir que provoque esta enfermedad, sino que puede estar relacionado. Y es que "cualquier agresión al esófago que suponga un daño térmico va a ser un predisponente al cáncer", aclara Herranz.
¿Pero cuál es la temperatura límite y a la que tenemos que estar atentos? Tomar líquidos por encima de los 70 grados puede ser un riesgo. Eso sí, tiene que ser con un consumo muy frecuente. Tal y como se toma café, té y mate en China, Irán, Turquía y países de Sudamérica. ¿Pero a qué temperatura llega a nosotros? Por ejemplo, un café solo recién salido de la máquina, en taza, en días como estos se queda en 64 grados, pero si le echamos leche caliente y en vaso, alcanza el límite de los 70 grados. Estas temperaturas se superan cuando se trata del agua para el té, ahí llega alcanzar 86,7 grados.
Así que, según Herranz, "las altas temperaturas no son buenas para ninguna de las mucosas del organismo y no hay que llevarlo al extremo". "Si algo está quemando en la boca, no debemos tragarlo", añade. En resumen, si hay sentido común, baja el riesgo. Así que mejor que nos preocupemos por lo que nos llevamos a la boca que por su temperatura. "El tabaco y el alcohol son los dos principales factores de riesgo para el cáncer de esófago, y eso no hay que perderlo de vista", zanja Martina Herranz.
Fuente: La Sexta
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