Un mismo vino puede ser muy versátil. De hecho si lo abres esta semana puede tener un sabor muy concreto, pero si la abres la siguiente su sabor habrá cambiado por completo. La pasión por el mundo del vino consigue cambiar el trayecto de las personas. Es el caso de Orlando Lumbreras y Jorge López, unos expertos en caldos, cuyas vidas hubiesen sido muy diferentes de no haberse cruzado con el mundo de la viticultura. Estos profesionales traen dos de sus vinos, el rosado Mil Monts y un blanco de Verónica Ortega, a Solo ha sido un sueño para hablarnos como se debe de su mayor pasión: el vino.
Dos apasionados de la viticultura
A Solo ha sido un sueño llegan dos apasionados del vino. Jorge López es un comunicador con cualificación en el nivel dos de WSET, un curso de especialización en vinos de referencia internacional, y creador del famoso perfil en redes sociales @winehuntermadrid. Una iniciativa que se convertiría en una de las cuentas sobre vino más importantes. Con más de 15.000 seguidores a la espalda en Instagram, Jorge López ha sabido captar la atención del público gracias al uso de un tono desenfadado, natural y directo.
Orlando Lumbreras antes de dedicarse al mundo de la viticultura era locutor y técnico de sonido en Radio Nacional. Sin embargo, su vida profesional dio un giro de 180º cuando se liberó de "las cargas familiares": "Los críos crecen y ya no me necesitan o yo ya no lo necesito a ellos, no sé quién necesita a quién, decido estudiar para ver un poco la raíz, el corazón, el alma de todo eso que que me he estado bebiendo y me voy a a la escuela de la vid", cuenta el experto.
No pillaba a nadie de nuevas ya que, a parte de haber sentido una gran gusto hacia el vino de siempre, este era un mundo que le atraía. Quizás una de las razones sean sus orígenes puesto que Lumbreras tiene un pasado campesino. "Mis abuelos por parte de madre y por parte de padre son de zonas viticultoras. Entonces la suerte que tuve es que conocí a mucha gente. Alguien en el primer año de estudiar me dejó un viñedo para recuperarlo, no muy lejos de donde yo vivía, en la zona de Gredos. Y bueno, pues de ahí como dirían en Toy Story: <<Hasta el infinito y más allá>>".
El sacrificio detrás del vino
El vino es "un mundo totalmente infinito" que requiere un aprendizaje constante, asegura Jorge López. Puede ser que su sabor sirva de anzuelo pues una vez lo pruebas le coges el gustillo como "un virus que ya no hay manera de expulsarlo del cuerpo", como diría Lumbreras. Sin embargo, lo que realmente atrapa es "el mundo que hay detrás y que destila pasión", señala López. Un mundo que requiere mucho sacrificio pues no todo es la bodega "porque la bodega puede esperar", "es la uva y el campo es el protagonista donde tienes que estar día a día", afirma Lumbreras.
Y es que mucha gente se queda con el precio que tiene una botella, con si le gusta su sabor o no, pero no se acuerda de que detrás está "todo el trabajo en el campo, todo lo que significa la preocupación del clima", señala López. En definitiva, la creación de un vino supone "un arduo trabajo".
¿Es buena señal que un vino no guste a todo el mundo?
Que un vino no guste a todo el mundo no es ni algo positivo, ni algo negativo. De hecho, es algo más bien divertido: "A mí particularmente me encanta. Claro, como consumidores avanzados que somos ya, que bebemos bastante bien y probamos estas cosas son las que más me gustan descubrir", comenta Jorge López.
Los expertos creen que es imposible gustar a todo el mundo. Además, consideran que si hay alguien cuyo objetivo es crear un vino para todos los públicos, ese alguien no debe sentir pasión por el oficio. "Cuando la gente hace vinos con pasión, vinos personales, no puedes ir buscando a todo el mundo, tienes que buscar a tu gente", afirma Lumbreras.
¿Cuál es la clave para que un vino triunfe?
No existe una fórmula mágica para conseguir que un vino sea todo un exitazo y esto se debe a que todo depende de múltiples factores externos. "Siempre la calidad está por delante. Yo pienso mucho que el vino se hace en el viñedo, totalmente el origen y luego, por supuesto, la mano del enólogo y el viticultores es imprescindible", señala Jorge López.
Pero también hay otros que son "más flojillos" en cuanto a calidad se refiere y triunfan de igual manera: "Eso pasa, yo conozco algunas... Una bodega de un amigo, que realmente sus vinos tendrían que costar el doble o o lo podría vender por el doble de precio de lo que los vende, pero no acaba de pegar ahí ese pelotazo", confiesa Jorge López.
Fuente: RTVE
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