Cocinar con sabor requiere imaginación y buenos condimentos. En esta nota, te pasamos algunos trucos para zafar de la falta de ideas en poco tiempo.
Existen dos tipos de personas en la cocina: las que tienen de todo y siempre saben qué hacer y las que carecen de ideas e ingredientes. Si perteneces al segundo grupo, las recetas de esta nota son perfectas para vos porque, además de sencillas, con el agregado de un hilo de oliva extra virgen La Toscana saborizado las convertís en otra cosa. Por ejemplo, una simple pechuga a la plancha puede transformarse en un plato gourmet con unas gotas de aceite al romero.
Foto: Víctor Álvarez
De las carnes que se consiguen en el mercado, la de pollo es una de las más fáciles de preparar. Además, se le impregna profundamente del sabor de los condimentos. Pero el pollo tiene unos pocos trucos. Y entre ellos, el punto de cocción y la frescura son los más importantes. Para dominar el primero, tienes que aprender a mirarle las articulaciones (en el caso de una pata-muslo): cuando las coyunturas no están rojas, sabrás que el pollo está listo. En el caso de que prepares pechuga, verás que cuando la pinchas, se abre ligeramente. La frescura, en cambio, dependerá mucho de quién lo venda. Lo ideal, sería tener un proveedor de confianza que tenga pollos de campo, lo cual no siempre es fácil de conseguir.
Sabiendo eso, ya estás listo para empezar cualquiera de estas cinco recetas perfectas para darle un twist de sabor a tus platos con pollo. Toma nota:
Daditos de pollo rebozados con oliva al ají
El pollo es tan versátil que con pocos agregados conseguís incluso que no parezca pollo. Para estos daditos vas a necesitar una pechuguita y un bowl con una taza de harina y una tacita de café con semillas de sésamo. Corta las piezas en daditos, marínalos con huevo y pásalos por la harina y el sésamo. Fríelos en girasol o maíz a fuego fuerte hasta que se doren. Una vez que están fríos, los servís dentro de un bowl con ensalada de zanahoria rallada, tomates cherry cortados al medio y perejil. Hasta aquí, un sabor simple, sin una condimentación que le de carácter y relieve. Para eso tienes que regarlo con La Toscana Oliva Extra Virgen al Ají. Este touch le dará el picor suficiente para que el pollo gane altura. Rinde para dos personas.
Ensalada agridulce de pollo con un twist de oliva al romero
El día que hagas un pollo al horno o a la brasa, reserva en el freezer las piezas que no comas porque serán el ingrediente principal de una ensalada sana y fresca, perfecta para una cena de verano o media estación. Cuando llegue el día, mientras descongelas el pollo, pela y corta en cubos una manzana y agregarle unas gotas de limón para que no se oxide. Has lo mismo con un pepino (aunque no sumes el cítrico). Luego trocea en cubos 150 gramos de queso de rallar y el pollo en tiritas finitas sin piel. Pon todo en un bowl, súmale dos cucharadas de queso crema o yogurt sin saborizar, una cucharadita de mostaza, pasas de uva a gusto y, como broche de oro, riega la ensalada con oliva al romero La Toscana. Verás cómo el sabor se potencia con el aroma de la hierba.
Brochete de pollo y verduras grilladas con oliva a la albahaca
La albahaca es una suerte de milagro para el ánimo. Con sólo morder una hoja, instalas nueva energía en tu espíritu. Y si a ese plan le sumas fuego, jardín y sabrosas brochettes de pollo, se puede acabar el mundo ahí, que para vos recién empieza. Compra dos pechugas, córtalas en dados y resérvalas. Luego corta en cuadraditos del mismo tamaño que el pollo un morrón rojo y uno verde. También corta dos cebollas en octavos –es decir, primero a la mitad y luego en cuartos- y arma las brochettes alternando verduras con carne. Agrega sal, pimienta y si quieres, una pizca de ají molido. Cocínalas a las brasas hasta que las verduras estén tiernas y sírvelas, no sin antes pintarlas con aceite de oliva a la albahaca La Toscana. Recién ahí se completa el sabor y opera el milagro.
Pollo a la sal con un twist de oliva al ajo
Si eres floja para cocinar, hay una receta de pollo que es tan, pero tan fácil, que cualquiera la puede elaborarla con destreza y sin siquiera ponerle ganas. Compra un pollo entero y pídele al carnicero que te lo abra por la mitad sin quitarle nada de piel. Ya en tu cocina, en una asadera, pon un colchón de sal gruesa, tanta como para que no veas el fondo de la asadera, y arriba le plantas el pollo de forma que la piel quede en contacto con la sal. Insistimos: es muy importante que tenga la piel, si no quieres que te quede demasiado salado. Ahora sí, lo pones en el horno así como viene y, a fuego fuerte, en unos 40 minutos estará listo. Lo despostas, le sumas un poco de limón y al final le das el toque con un chorrito de oliva al ajo La Toscana sobre cada pieza, como si la pintaras. Acompáñalo con una ensalada de hojas verdes.
Muslos grillados con oliva al orégano
Orégano y pollo tienen una larga tradición de combinaciones. Y entre ellas, una que nunca falla consiste en grillar unos muslitos con piel, rociarlos con jugo de limón y sumarle orégano fresco. Pero como rara vez uno tiene orégano fresco, el plan perfecto es grillar un muslito por persona hasta que estén cocidos y agregarle en la mesa un hilo de aceite La Toscana al Orégano. Como guarnición, una ensalada de rúcula y tomates secos (previamente hidratados en agua con un chorro de vinagre de vino), con unas hebras de queso duro. Y para terminar un combo inolvidable, calcula una papa por cubierto, pélalas y hiérvelas para hacer un puré con pimienta y una pizca de nuez moscada: el truco para que sea inolvidable, es adicionar un dadito de manteca por cada papa.
Fuente: Planeta Joy
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