A pesar de que hoy la tecnología y los procesos del vino eliminan en gran parte cualquier defecto en la bebida, se pueden llegar a encontrar elementos que hacen de esta bebida una mala experiencia.
Fuente: www.decanter.com.co
El sommelier Francisco Rodríguez enfatizó que antes de quejarse por un vino o devolverlo es necesario conocer qué clase de errores se pueden encontrar en él.
"El más común es el vino encorchado y esto se deriva de una sustancia llamada tricloroanisol (TCA) que puede desarrollarse en el corcho de la botella y transferirse al vino. El líquido olerá a papel mojado o moho, y puede resultar apenas perceptible o intenso. Por esa razón hay vinos que usan taparrosca.
"Los brettanomyces o brett son compuestos que se originan con la fermentación en levadura y se desarrollan en las barricas por un mal cuidado. El aroma es a sudor animal exagerado", describió el experto.
El mal cuidado de un vino puede desencadenar una mala oxidación. Esto sucede cuando el vino es demasiado viejo o cuando ingresa mucho oxígeno a la botella por el tapón. Se desarrollan aromas a especias viejas o brea muy contundentes que resultan desagradables.
"Otro defecto es el olor a azufre y esto se debe a la poca oxigenación del vino durante su vinificación. El aroma es característico a huevo podrido o a un cerillo que se enciende", dijo.
Perceptible tanto en nariz como en boca, está la acidez excesiva, ésta se manifiesta como líquido removedor de pintura de uñas o vinagre.
Fuente: am.com.mx
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