Trucos y consejos para no cometer las equivocaciones más comunes y elaborar un bizcocho delicioso y perfecto
El bizcocho es una de las preparaciones más sencillas y básicas de la repostería casera. Sus ingredientes principales son tres: harina, huevos y azúcar. Y su elaboración resulta bastante fácil, incluso entretenida. Los bizcochos, de hecho, están entre las mejores recetas para preparar con niños. Sin embargo, algunas veces no salen todo lo bien que se desea: se tuestan de más en el horno, se raja su superficie, quedan crudos, no suben, no quedan esponjosos... Seguir los siguientes consejos, muy simples, asegura obtener un bizcocho perfecto.
Imagen: komarmaria
Hay muchos tipos de bizcochos. Además de los ingredientes básicos, muchas recetas también llevan levadura, maicena, ralladura de cítricos, aromas, mantequilla, nata, leche o yogur. Pero más allá de las variedades, hay una serie de consejos comunes que ayudan a elaborar un bizcocho de 10.
La mezcla del bizcocho: consejos y errores para evitar
- La mezcla del batido de huevos y azúcar es mejor realizarla en un lugar templado para que de esta manera suba más rápido el volumen. Un error muy habitual es el de emplear huevos recién sacados del frigorífico o muy fríos. Lo idóneo es sacarlos con antelación del lugar frío donde estén guardados y que en el momento de comenzar a batirlos estén a temperatura ambiente.
- Para batir la mezcla de azúcar y huevo es mejor utilizar el instrumento denominado como varillas, ya sea manual o eléctrico. El hecho es que entre aire y la mezcla coja volumen para que luego el bizcocho esté esponjoso. Un error frecuente suele ser usar batidoras de cuchillas, que remueven muy rápido pero no esponjan la mezcla lo suficiente.
- En el momento de agregar la harina y la levadura en polvo a la mezcla de los huevos y azúcar hay que hacerlo despacio, añadiendo la harina con la levadura en polvo poco a poco, como si fuese una lluvia suave. Para ello lo conveniente es ayudarse de un colador grande o de un cedazo para tamizar las impurezas que tenga la harina y evitar que caigan a la mezcla del bizcocho. Otro de los errores es agregar de golpe la harina o demasiado rápido, lo que suele originar pequeñas pelotas de harina sin disolver o grumos que luego cuesta disolver y aparecen cuando el bizcocho está cocinado.
- Otro aspecto que hay que tener muy en cuenta cuando se está preparando la mezcla es la concerniente a los utensilios que intervienen en este proceso. Tan importante es batir con unas varillas para que entre aire como que, una vez realizada esta acción, se retiren y se use una espátula o un cucharón de madera para mezclar muy suavemente la harina con el batido. La mezcla tiene que ser suave y el movimiento, envolvente, para que el bizcocho no pierda esponjosidad. El error más habitual es el de seguir empleando las varillas para mezclar la harina y, de esta manera, lo que se consigue es que baje el volumen de la mezcla, que luego en el horno no suba y no se logre un bizcocho esponjoso.
- Untar el molde con mantequilla y harina para que no se pegue el bizcocho ni a la base ni a los bordes cuando se desmolde. El error que se comete en este punto es creer que no es necesario untar con mantequilla y harina los moldes antiadherentes. Con el uso y los lavados pierden efectividad, por lo que no está de más dar este sencillo paso antes de verter la mezcla en el molde.
El bizcocho ya está en el horno: dudas y consejos
- Es muy importante la temperatura del horno antes de introducir el bizcocho. Se debe precalentar durante al menos 15 minutos y a la temperatura que se tenga intención de hornear.
- Por regla general, un bizcocho en molde redondo necesita un horneado de 30 minutos a 180 ºC, sobre la bandeja de rejilla y en el centro del horno. Pero luego está el horno de cada uno en casa: de gas, eléctrico, solo con resistencia arriba, con calor arriba y abajo, solo con aire... En este punto, no hay reglas universales, por lo que habrá que tirar un poco del tan manido "ensayo y error".
- Si se quema el bizcocho por fuera, pero por dentro está todavía crudo, puede ser por dos causas: que estuviese demasiado cerca de la parte superior del horno o que el horno estuviera demasiado caliente. Para que se siga cocinando, hay que tapar con papel de aluminio la superficie quemada y dejar que se termine de cocinar el tiempo necesario. Luego, una vez desmoldado, se debe retirar la parte quemada de la superficie.
- Otro incidente es que el bizcocho no suba por el centro o esté hundido una vez cocinado. Los motivos son: que cuando se ha introducido el bizcocho en el horno este no estaba suficientemente caliente o que durante la cocción estaba por debajo de 180 ºC. Para la próxima vez, se deben vigilar estos aspectos.
- Si se desmolda el bizcocho y se rompe por el centro es porque ha subido demasiado rápido y el centro se ha quedado lleno de aire. Esto se debe a que en el momento de introducir el bizcocho en el horno, este tenía demasiado calor. Como en el punto anterior, habrá que controlar que la próxima vez el calor en el interior sea de 180 ºC y no superior. Esto pasa cuando se quiere calentar demasiado rápido el horno y luego no se baja la temperatura.
- El bizcocho está dorado por fuera y por eso se cree que está cocinado, pero, al sacarlo, se desinfla. Esto ocurre porque todavía no estaba cocinado del todo. Por ello, nunca hay que abrir la puerta del horno antes de los 18 o 20 minutos de cocción. Para comprobar si el bizcocho está cocinado, se pincha con una brocheta (sin sacarlo del horno). Si la brocheta sale limpia, perfecto, el bizcocho está listo para sacar. Si no sale limpia, hay que dejarlo unos minutos más, hasta que termine de cocinarse el interior.
PEIO GARTZIA
Fuente: Eroski Consumer
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