Foto: Getty
Vista. El color de la cerveza depende del grado de tostado que tenga la cebada. Las hay desde los tonos amarillo ligero hasta casi negro, pasando por tonos dorados, naranjas, ámbar, rojizos y café.
Olfato. Cuando se sirve la cerveza en vaso, la espuma ayuda a preservar los aromas. Al acercar la nariz, dependiendo el estilo de cerveza, se puede percibir aromas típicos como masa de pan, caramelo, nueces, chocolate o café, hasta olores más exóticos que aporta el lúpulo como pasto, flores, cítricos y algunas especias.
Oído. Cuando se destapa una cerveza siempre se escucha un gratificante “pssssssssst”, este sonido lo produce el gas (CO 2 ) que se libera de la botella o lata.
Tacto. Cuando se toca una cerveza y sentimos que está bien fría, sabemos que está lista para disfrutarse. Aunque cada estilo tiene su temperatura ideal, se puede tomar como parámetro entre 5°C y 13°C. El frío excesivo hace que los sabores se escondan y el calor modifica los sabores y la textura.
Gusto. El sabor de las cervezas puede ser muy complejo, todo dependerá del estilo, pero un sabor característico, sin duda, es el amargor que le brinda el lúpulo. Dependiendo de la región de donde provenga el lúpulo, también brinda sabores como mango, maracuyá, pino, pasto recién cortado, caramelo, chocolate, café, entre otros.
Fuente: Publimetro - México
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