¿Para qué cargar con guías de viaje cuando toda la información necesaria para moverte por Europa está en este artículo?
Gracias a la última memoria de los cerveceros españoles sabemos que el consumo per cápita de los españoles en 2016 fue de 46,4 litros, lo que, según sus propios cálculos, equivale a un consumo anual total de casi 1.380 piscinas olímpicas.
Como lo de las piscinas olímpicas nos parece una medida tan abstracta como la de los campos de fútbol, lo plantearemos en otros términos: ¿tomamos mucha cerveza en comparación con Europa?
La cifra de consumo en España es bastante discreta. Los propios productores españoles indican que el consumo per cápita medio en Europa está en 70 litros, 23,6 más que en España.
Y un dato insospechado: España lidera la producción y consumo de cerveza sin alcohol en la Unión Europea: un 14,3% de la cerveza consumida en 2015 no tenía alcohol, según el informe cervecero de ese año.
Las estadísticas anuales de consumo que manejan tanto The Brewers of Europe (una asocIación europea que agrupa a 29 asociaciones nacionales) como el fabricante japonés de bebidas Kirin colocan a los checos como los reyes europeos de la cerveza (y con mucha diferencia con respecto a quienes les siguen).
Como demuestra el siguiente gráfico, elaborado según los datos de los cerveceros europeos, si eres amante de la cerveza hallarás mucha comprensión, además de en la República Checa (143 litros anuales per cápita), en Alemania (106), Austria (105), Polonia (98), Lituania (92) y Luxemburgo (80). En el otro extremo, los países europeos menos cerveceros son Italia (31), Francia (31), Grecia (35), Portugal (46), Suecia (47) y España (47)
The Brewers of Europe también publica información sobre los países que más producen al cabo del año, aunque no toda se destine al mercado interno. En este sentido, quienes se llevan la palma son los alemanes, con 95.623 (en 1.000 hl). Le siguen en la clasificación Reino Unido (44.039), Polonia (40.890), España (34.960) y Países Bajos (24.012).
Si echamos un vistazo al mapa europeo que acompaña este artículo, encontraremos que hay cuatro grandes formas, cada una con sus variantes, de pedir una cerveza. No está claro, en ninguno de los casos, cómo se formó cada palabra. A continuación, mencionaremos solo algunas de las teorías, porque, como decimos, no hay una versión que se imponga claramente sobre el resto.
En la Europa Central se usa la palabra "bier" (Alemania), "bière" (Francia), "birra" (Italia) o "beer" (Reino Unido), entre otras parecidas. Se dice que esta palabra llegó a la lengua germana a través del latín vulgar, donde "biber" significaba "bebida" (en latín, "bibere" significa "beber").
España es de los pocos países donde se usa el término "cerveza" (en Portugal, "cerveja"; en Andorra y en catalán, "cervesa"; en gallego, "cervexa"). Según la teoría que reivindica el origen latino de esta palabra, estaría compuesta por la suma de "Ceres" (la diosa de la agricultura) y "vis" (que significa "fuerza"). Aunque también se reivindica el origen celta de la palabra.
En los países del Norte, por su parte, se usan palabras como "øl" (Dinamarca) o "olut" (Finlandia), entre otras. Aunque tampoco hay unanimidad, hay quien dice que esta palabra podría hundir sus raíces en una expresión protoindoeuropea que se usaba en cuestiones relacionadas con la brujería. Sea como sea, el término nórdico parece compartir su origen con la palabra "ale", que es el término que se usa en Inglaterra para designar unos tipos de cerveza con una fermentación especial.
Y, por último, en los países del Este se usan variantes de la palabra "pivo". Está claro que esta palabra procede del eslavo antiguo, donde el prefijo "pi" significaba "beber", e "-ivo" era una especie de gerundio. Hay consenso en que la palabra aparece escrita por primera vez en los textos de los monasterios ortodoxos entre los siglos VI y VII. Algunos estudiosos llegan más allá y señalan que la sílaba "pí" también está presente en la palabra "cerveza" en chino mandarín, apuntando a una posible relación.
Para saber más sobre el origen de estas palabras, el artículo más completo quizás sea este (en catalán).
Todas estas palabras suenan complicadas, pero estamos convencidos de que no tendrás ningún problema a la hora de pronunciarlas si eres capaz de pedir con propiedad una cerveza en las diferentes regiones de España: zurito, corto, penalti, quinto, mediana, doble, maceta, cachi...
Pero bueno, por si no dominas la pronunciación de la diéresis albana o de la ø nórdica, internet está plagado de recursos.
Uno de los mejores quizás sea Forvo, una guía de pronunciación colaborativa de origen donostiarra, que en 2013 fue nombrada por la revista Time como una de las mejores 50 páginas webs mundiales.
Una de sus virtudes es que son personas nativas quienes te enseñan a pronunciar las palabras. Y, además, en algunos casos, distingue su pronunciación en función de la zona geográfica. Ahora mismo, por ejemplo, puedes escuchar la palabra "cerveza" en 23 idiomas distintos.
Aunque sus pronunciaciones suenan más robóticas y enlatadas que las de Forvo, otra página útil es el traductor de Google, ya que contiene muchísimos idiomas, y, al buscar una palabra, ofrece la posibilidad de escucharla. Por ejemplo, así es como el traductor de Google pronuncia la palabra "øl", que significa "cerveza" en danés y en noruego (tienes que pulsar el icono del altavoz).
Pero no es ninguna novedad que a los españoles nos cuestan especialmente los idiomas. Una de las bromas más recurrentes y graciosas en Twitter, la que comienza con la frase "¿Nivel de inglés?", trata precisamente sobre eso.
Por tanto, si las pronunciaciones se te dan mal, te encuentras en el extranjero y no aguantas las ganas de beber una cerveza, siempre queda una opción, aunque jamás la reconozcamos públicamente.
Se trata de aprender bien la pronunciación de la palabra "cerveza" en inglés [beer, /bɪər/] y dirigirte a uno de los pubs irlandeses que, por las razones que te explicamos en este artículo, encontrarás en cualquier capital europea. Esta opción no te permitirá impregnarte del ambiente autóctono, pero al menos lograrás saciar tu sed de cerveza.
Como lo de las piscinas olímpicas nos parece una medida tan abstracta como la de los campos de fútbol, lo plantearemos en otros términos: ¿tomamos mucha cerveza en comparación con Europa?
La cifra de consumo en España es bastante discreta. Los propios productores españoles indican que el consumo per cápita medio en Europa está en 70 litros, 23,6 más que en España.
Y un dato insospechado: España lidera la producción y consumo de cerveza sin alcohol en la Unión Europea: un 14,3% de la cerveza consumida en 2015 no tenía alcohol, según el informe cervecero de ese año.
Las estadísticas anuales de consumo que manejan tanto The Brewers of Europe (una asocIación europea que agrupa a 29 asociaciones nacionales) como el fabricante japonés de bebidas Kirin colocan a los checos como los reyes europeos de la cerveza (y con mucha diferencia con respecto a quienes les siguen).
Como demuestra el siguiente gráfico, elaborado según los datos de los cerveceros europeos, si eres amante de la cerveza hallarás mucha comprensión, además de en la República Checa (143 litros anuales per cápita), en Alemania (106), Austria (105), Polonia (98), Lituania (92) y Luxemburgo (80). En el otro extremo, los países europeos menos cerveceros son Italia (31), Francia (31), Grecia (35), Portugal (46), Suecia (47) y España (47)
The Brewers of Europe también publica información sobre los países que más producen al cabo del año, aunque no toda se destine al mercado interno. En este sentido, quienes se llevan la palma son los alemanes, con 95.623 (en 1.000 hl). Le siguen en la clasificación Reino Unido (44.039), Polonia (40.890), España (34.960) y Países Bajos (24.012).
Por qué las cervezas reciben sus nombres
Si echamos un vistazo al mapa europeo que acompaña este artículo, encontraremos que hay cuatro grandes formas, cada una con sus variantes, de pedir una cerveza. No está claro, en ninguno de los casos, cómo se formó cada palabra. A continuación, mencionaremos solo algunas de las teorías, porque, como decimos, no hay una versión que se imponga claramente sobre el resto.
En la Europa Central se usa la palabra "bier" (Alemania), "bière" (Francia), "birra" (Italia) o "beer" (Reino Unido), entre otras parecidas. Se dice que esta palabra llegó a la lengua germana a través del latín vulgar, donde "biber" significaba "bebida" (en latín, "bibere" significa "beber").
España es de los pocos países donde se usa el término "cerveza" (en Portugal, "cerveja"; en Andorra y en catalán, "cervesa"; en gallego, "cervexa"). Según la teoría que reivindica el origen latino de esta palabra, estaría compuesta por la suma de "Ceres" (la diosa de la agricultura) y "vis" (que significa "fuerza"). Aunque también se reivindica el origen celta de la palabra.
En los países del Norte, por su parte, se usan palabras como "øl" (Dinamarca) o "olut" (Finlandia), entre otras. Aunque tampoco hay unanimidad, hay quien dice que esta palabra podría hundir sus raíces en una expresión protoindoeuropea que se usaba en cuestiones relacionadas con la brujería. Sea como sea, el término nórdico parece compartir su origen con la palabra "ale", que es el término que se usa en Inglaterra para designar unos tipos de cerveza con una fermentación especial.
Y, por último, en los países del Este se usan variantes de la palabra "pivo". Está claro que esta palabra procede del eslavo antiguo, donde el prefijo "pi" significaba "beber", e "-ivo" era una especie de gerundio. Hay consenso en que la palabra aparece escrita por primera vez en los textos de los monasterios ortodoxos entre los siglos VI y VII. Algunos estudiosos llegan más allá y señalan que la sílaba "pí" también está presente en la palabra "cerveza" en chino mandarín, apuntando a una posible relación.
Para saber más sobre el origen de estas palabras, el artículo más completo quizás sea este (en catalán).
Guía de pronunciación
Todas estas palabras suenan complicadas, pero estamos convencidos de que no tendrás ningún problema a la hora de pronunciarlas si eres capaz de pedir con propiedad una cerveza en las diferentes regiones de España: zurito, corto, penalti, quinto, mediana, doble, maceta, cachi...
Pero bueno, por si no dominas la pronunciación de la diéresis albana o de la ø nórdica, internet está plagado de recursos.
Uno de los mejores quizás sea Forvo, una guía de pronunciación colaborativa de origen donostiarra, que en 2013 fue nombrada por la revista Time como una de las mejores 50 páginas webs mundiales.
Una de sus virtudes es que son personas nativas quienes te enseñan a pronunciar las palabras. Y, además, en algunos casos, distingue su pronunciación en función de la zona geográfica. Ahora mismo, por ejemplo, puedes escuchar la palabra "cerveza" en 23 idiomas distintos.
Aunque sus pronunciaciones suenan más robóticas y enlatadas que las de Forvo, otra página útil es el traductor de Google, ya que contiene muchísimos idiomas, y, al buscar una palabra, ofrece la posibilidad de escucharla. Por ejemplo, así es como el traductor de Google pronuncia la palabra "øl", que significa "cerveza" en danés y en noruego (tienes que pulsar el icono del altavoz).
Pero no es ninguna novedad que a los españoles nos cuestan especialmente los idiomas. Una de las bromas más recurrentes y graciosas en Twitter, la que comienza con la frase "¿Nivel de inglés?", trata precisamente sobre eso.
Por tanto, si las pronunciaciones se te dan mal, te encuentras en el extranjero y no aguantas las ganas de beber una cerveza, siempre queda una opción, aunque jamás la reconozcamos públicamente.
Se trata de aprender bien la pronunciación de la palabra "cerveza" en inglés [beer, /bɪər/] y dirigirte a uno de los pubs irlandeses que, por las razones que te explicamos en este artículo, encontrarás en cualquier capital europea. Esta opción no te permitirá impregnarte del ambiente autóctono, pero al menos lograrás saciar tu sed de cerveza.
A. LLORCA
Fuente: Verne - El País
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