La comida rápida tiene muchas formas de degustarse, y algunas son mejores que otras según los eruditos que lo han investigado
Con cuchillo y tenedor, con las manos, con extra de queso o sin nada de kétchup… Cada uno tiene su propia forma de comer platos calóricos, fáciles de preparar y en ocasiones demasiado perjudiciales para la salud. La ciencia, en su labor de estudiar los comportamientos humanos, también tiene algo que decir sobre estas prácticas. Según algunos estudios, cortar la pizza en seis y ocho trozos requiere de dotes de ingeniero, mientras que otros sugieren que eso de enrollar los espaguetis en el tenedor tiene más pericia de la que normalmente mostramos.
Foto: Tomada de Internet
Hamburguesa: una combinación de sabores llegada desde Oxford
Charles Michel es un científico de la Universidad de Oxford especializado en sabores y dice tener la fórmula para la "hamburguesa multisensorial perfectamente equilibrada", en consonancia con las percepciones de nuestro cerebro e implicando los cinco sentidos.
Prepararla es una labor de ingeniería: el pan tiene que estar templado y rociado con aceite de semillas de sésamo, para estimular el olfato; la salsa, de chiles chipotle, libera endorfinas en el cerebro; la lechuga o los pepinillos aportan frescor y un sonido al morderlos que también estimula el cerebro; una rodaja de tomate de 1 centímetro; jamón serrano; queso camembert; carne de ternera… Toda una explosión para los sentidos.
Pizza: la fórmula perfecta para cortarla
A la hora de cortar una de estas masas redondas, no siempre vale el ojo de buen cubero. Dos matemáticos de la Universidad de Liverpool dieron con la fórmula exacta para que todas las porciones fuesen perfectas. Eso sí, se necesitaría algo de pericia: hay que olvidar las líneas rectas y hacer, primero, tres líneas curvas que dividan la pizza en seis trozos. Tras ello, se pueden dividir esos seis trozos hasta tener doce. La fórmula se puede ir complicando para tener más trozos de pizza si partimos por la mitad, con una línea recta, cada una de estas porciones curvas. En este vídeo puedes ver la proporción:
Tarta: el secreto para que no se estropee
La geometría también se puede aplicar para los pasteles, como ya sabían hace más de 100 años. El periodista Alex Bellos rescató esta receta de un ejemplar de Nature de 1906. Según explica, hay que cortar un trozo del centro, separarlo y juntar las dos mitades resultantes con una goma elástica. El pedazo cortado es el que hemos de comer. Cuando queramos más, debemos repetir la operación. De esta manera, la tarta siempre se mantiene fresca y sabrosa.
Sándwich: evita que se queme
Para disfrutar de esas dos rebanadas de pan repletas de lo que más te guste (procura que sea algo saludable), las autoridades alimentarias han advertido que el pan demasiado tostado (es decir, ya negro como el tizón) tiene altos niveles de acrilamida, un compuesto químico que se forma cuando calentamos el pan y que puede ser cancerígeno.
Espaguetis: el secreto está en la cuchara
El siguiente estudio viene refrendado hasta por pruebas de laboratorio. Colin Humpreys, profesor de la Universidad de Cambridge, concluyó que la mejor forma de comer espaguetis sin salpicar la salsa era apoyándose en una cuchara. Pero no vale colocarla de cualquier manera: hay que ponerla al lado del tenedor mientras enrollamos la pasta alrededor de este.
La viscosidad de la salsa también influye. Las de queso u otras espesas tienen menos probabilidades de manchar que las de tomate, más ligeras y que se agarran peor a la pasta, así que ya lo sabes para la próxima vez que prepares de comer.
Leche con cookies: la combinación perfecta
Tomar leche con galletas es un placer para muchos, a pesar de la cantidad de azúcar que da al organismo. Muchos españoles son de galletas María, pero otros preferirán las cookies, esas galletas más duras con trozos de chocolate. Que mojarlas en la bebida antes de devorarlas sea un placer tiene su explicación: según Matthew Hastings, profesor de Química en la American University, en Washington, se debe a la mezcla de elementos que se juntan en nuestra lengua. Así, los emulsionantes de la leche ayudan a que la galleta parezca menos arenosa e incluso atemperan el sabor dulce. Un placer para el cuerpo que no se conseguiría con el agua o con un café.
Nachos con queso: nada como el citrato de sodio
No se entienden el uno sin el otro. Por ello, la química nos puede dar la receta de salsa de queso perfecta, tal y como explica el canal de YouTube Reactions. Para prepararla derretimos queso rallado en una olla a fuego lento o medio… con citrato de sodio, un emulsionante que da una textura mejor a la mezcla al mantener unidas las moléculas. De hecho, este citrato está en la composición de algunos quesos industriales, como los tranchetes.
Perrito caliente: la combinación perfecta de salsa y salchicha
El dulzor del kétchup, el punto picante de la mostaza… ¿Qué es lo que mejor casa con la carne dentro de un panecillo? Pues depende de la propia carne. Si esta es picante, muy salada o con muchas especias, lo mejor será usar kétchup para equilibrar los sabores. Si la carne es más suave, podríamos probar con la mostaza o con otra salsa más fuerte. Además, el gusto por las salsas se puede heredar y variar con el paso del tiempo, según ha explicado la genetista estadounidense Danielle Reed.
Fuente: Vanguardia
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