Oportunidades y riesgos en medio de la crisis
Así como el paladar del venezolano se resignó a cambiar el whisky por el ron barato y la cerveza por la vodka saborizada, una de las mayores migraciones en el gusto por los licores en el país -forzada por los precios- se ha dado hacia el cocuy, una bebida destilada autóctona, elaborada a partir de la planta agave cocui, de fabricación artesanal desde tiempos prehispánicos. En los últimos años pasó de ser un producto clandestino a formalizar sus procesos de producción, contar con una legislación e incluso, en algunos casos, dar como resultado un licor de alta calidad, al tal punto que una de las poblaciones donde se produce (Pecaya, estado Falcón, centroccidente del país) cuenta con su sello de Denominación de Origen Controlado (D.O.C.).
"Esta era una bebida de consumo regional en los estados Falcón, Lara y Yaracuy, pero en el contexto de la crisis ha experimentado un auge a nivel nacional porque es más económica, y eso la convierte en una alternativa interesante porque detrás hay historia, tradición e importantes productores, al mismo tiempo el producto va mejorando su calidad", explica Vladimir Viloria, catador y miembro de número de la Academia Venezolana de Gastronomía.
Sin embargo, advierte que aún persisten riesgos: "El problema del cocuy es que la mayoría de lo que se vende tiene un gran porcentaje de alcoholes mezclados, es muy poco el que se produce 100 por ciento de agave porque se requeriría una gran cosecha y nadie la tiene. Casualmente en este momento hay escasez de cocuy o el que se consigue es caro porque no hay azúcar, entonces algunos productores lo mezclan, y aunque pudieran llegar a ser buenos productos si el alcohol de caña está bien destilado, la mayoría de lo que hay por ahí es bastante mediocre y peligroso."
Aunque el cocuy está cada vez más presente en brindis, eventos, bares y casas de todo el país, aún no se trata de una producción industrial de toneladas de litros, como lo complementa José Gabriel Venta, embajador de la Denominación de Origen del cocuy pecayero: "Una planta de agave cocui tarda entre 8 y 10 años en madurar y ser cosechada, pero en Venezuela no hay sembradíos, solo tenemos plantas nativas, por lo tanto no hay sustentabilidad para que sea una industria porque se necesitarían enormes plantaciones como las de caña de azúcar para producir el ron".
Venta aclara que en la población de Pecaya hay 65 artesanos procesando cocuy, pero solo hay 8 marcas certificadas. Dice que desde 2015, cuando se comenzó a comercializar el producto, hasta la fecha han salido de la región solamente 32.000 botellas certificadas, las demás no cuentan con el precinto; es decir, su producción no ha sido autorizada. Sin embargo, reconoce que en los estados Yaracuy, Trujillo, Lara y Falcón "hay muy buenos artesanos que producen 100 por ciento cocuy, pero la mayoría de lo que se consigue en el país ahora con el auge son mezclas hidroalcohólicas o aguardientes de cocuy, algunos muy nocivos".
El precio explica la demanda del licor, pocos saben que puede representar un riesgo si no está correctamente destilado. Una botella de "aguardiente de cocuy" con una concentración de aproximadamente 70 por ciento de agave cuesta aproximadamente 250.000 bolívares, poco menos de un salario mínimo en un expendio, aunque en las carreteras se consigue por menos de eso; mientras que por una botella de cocuy 100 por ciento agave de D.O.C. habría que pagar 590.000 bolívares.
Oscar Schlenker/ Ingrid Orjuela (VT)
Fuente: Deutsche Welle
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