El elixir milagroso goza de mayor popularidad que nunca pero eso no lo hace menos adictivo
La historia se repite todas las mañanas para millones de personas alrededor del mundo. Independientemente de la rutina a enfrentar, ya sea prepararse para ir a trabajar o llevar a los niños a la escuela, el día no puede comenzar sin una taza de café que permita contar con esa indispensable dosis extra de energía.
¿Cómo saber cuánto café es suficiente?
Mientras que algunos lo prefieren con leche, otros deciden ir por la alternativa más potente y efectiva. Negro, corto y sin azúcar o edulcorante. El café goza de su mejor momento y sólo hace falta visitar cualquier capital del mundo para ser testigo de la infinidad de "coffee shops" que han ido copando los centros urbanos, la mayoría provenientes de una popular cadena norteamericana nacida en Seattle a principios de los setenta.
La cafeína se esconde en una infinidad de bebidas, siendo las energéticas las más peligrosas para la salud
Más allá del los gustos personales, son muchos los que no son conscientes de lo que se esconde detrás de esa taza de café milagrosa que logra ayudarnos a enfocarnos en nuestras tareas laborales, no importa la hora del día o el nivel de agotamiento físico. Los efectos negativos del consumo en exceso de cafeína son reales y forman parte de una tendencia en ascenso que preocupa a los especialistas.
Según consigna el periódico financiero The Wall Street Journal, el desorden asociado al consumo de cafeína ha sido incluido recientemente en el "Manual Estadístico y de Diagnóstico de Desordenes Mentales" de los EEUU como una condición que merece un estudio más profundo, dado que la cafeína se ha convertido en la "droga" más utilizada del mundo.
Hasta la moda refleja la dependencia moderna por la bebida milagrosa. “Ok, pero primero mi café” reza la leyenda
Fue precisamente dicha publicación la que, con la colaboración de la profesora en psicología y doctora especialista en adicciones Laura Juliano, elaboró un listado de los aspectos a considerar a la hora de identificar una posible dependencia a la cafeína y los signos asociados a ser reconocidos.
En primer lugar, la Dra. Juliano destaca la importancia de poder identificar lo que se conoce en el estudio de las adicciones como la "dependencia psicológica" o lo que significa que la persona ha desarrollado una dependencia física que hace que dependa del consumo de la cafeína para evitar sentir esa abstinencia.
Dichos pacientes intentan dejar de tomar café pero, en la mayoría de los casos, fracasan en el intento. Distintos síntomas a nivel físico y psicológico, como el hecho de no poder conciliar el sueño debido al consumo excesivo de café, pueden generar graves problemas a largo plazo.
Juliano explica que el cerebro responde de forma inmediata a la cafeína y son los receptores de adenosina, aquellos encargados de comunicarle al cuerpo cuándo nos sentimos cansados, los que son bloqueados por el líquido proveniente de los aromáticos granos marrones y nos hace sentir alerta y a la vez que brinda esa sensación de "poder contra todo".
El problema radica en que, cuando el cerebro comienza a sentir la pérdida del efecto de la cafeína, este nos pide una nueva dosis, tal como sucede con cualquier otra droga de tipo ilegal. Si uno no responde a dicha demanda, allí es cuando se comienzan a experimentar una variedad de efectos negativos como la fatiga, dolores de cabeza y hasta nauseas.
La dosis diaria recomendada de cafeína es de 400 miligramos o lo que equivale a 350 centímetros cúbicos. Imagen no ilustrativa
Muchos consumidores recurrentes de café no están al tanto de que, en mayor o menor medida, han desarrollado una dependencia a la popular bebida, sobre todo al considerar que el beberlo es algo socialmente aceptado y hasta motivado en muchas culturas de Occidente.
En el artículo del WSJ, la Dra. Juliano reconoció que algunos de sus pacientes han llegado a consumir la friolera de 20 tazas de café al día, algo que por obvias razones les generaba altos niveles de ansiedad hasta que pudieron trabajar en conjunto para reducir la ingesta. "Muchos no se dan cuenta a qué nivel dependen de la cafeína hasta que son obligados a dejar de tomar café, como cuando deben enfrentar un procedimiento médico o se encuentran de vacaciones sin una rutina marcada" dijo la especialista.
La especialista coloca en alrededor de 400 miligramos diarios de cafeína – o lo que equivale a unos 350 centímetros cúbicos de bebida – la dosis aceptable para no desencadenar en una dependencia física, a pesar de que algunos estudios han demostrado que los síntomas negativos del consumo de café se pueden sentir al consumir sólo 100 miligramos diarios de la sustancia. Juliano aclara que dicha recomendación será aplicable sólo a personas sanas y no debería ser tomada en cuenta por mujeres embarazadas.
“Todavía no he bebido mi café. No hagas que te mate” ilustra el meme de Internet
Aquellos que quieran disminuir su consumo diario de café deberán llevar adelante la siguiente estrategia de forma gradual. El intentar dejar de beber cafeína de un momento para el otro y de forma drástica puede llevar a sentir molestos efectos secundarios como fuertes dolores de cabeza o hasta vómitos, algo que Juliano asegura no es lo recomendable a pesar de que esto será sólo temporario.
La especialista aconseja reducir el consumo de cafeína a la mitad cada semana, por lo que cumplido el mes, la sensación de abstinencia será más llevadera. "La mayoría de las personas superan los peores síntomas de la falta de cafeína a los tres días de la última dosis. Transcurridos nueve días, el panorama comienza a verse mejor" agregó Juliano.
La doctora, al igual que el 50 por ciento de los norteamericanos, bebe café a diario y asegura que la mayoría de los consumidores no desarrollan una dependencia psicológica. "Muchas personas sufren de ansiedad y problemas de sueño por lo que dejar de beber café puede llegar a ayudarles de gran manera" concluyó.
Fuente: Infobae
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