, en 2012, fue un informe de la fundación Bill y Melinda Gates el que aseguraba que debido a las mencionadas alteraciones climáticas, a mediados de este siglo Ghana y Costa de Marfil, países que producen la mitad del cacao mundial, ya no disfrutarían de las condiciones óptimas para cultivar esta planta. Por tanto, tenemos al chocolate en una posición parecida a la de los delfines o el ornitorrinco.
Paralelamente a esta amenaza, la demanda mundial de cacao no deja de crecer. Se estima que el incremento anual ha venido siendo del 2,7% de media durante los últimos 50 años. Las economías emergentes han descubierto las bondades del chocolate y ahora reclaman su derecho a disfrutar de ese placer.
Sin ánimo de ser negacionistas y por tanto admitiendo que el calentamiento global puede incidir negativamente en el cultivo del cacao y de otras plantas como el café, ese mencionado crecimiento de la demanda puede garantizar, paradójicamente, su futuro. ¿Por qué? Pues porque en la medida en la que el chocolate cuente con un creciente público consumidor, y así está ocurriendo, mayores serán los recursos que se invertirán para seguir haciendo posible su viabilidad.
Sin ir más lejos, los citados científicos de la Universidad de California, los mismos que avisan del fin del chocolate, ya están modificando el ADN de pequeñas plantas de cacao para que sean capaces de sobrevivir y prosperar en condiciones adversas. Por tanto los mismos profetas del apocalipsis del cacao serán los que encontrarán la fórmula para su eternidad. El chocolate se muere. Viva el chocolate.
Fuente: pasteleria.com
No hay comentarios. :
Publicar un comentario