Es una bebida con una cantidad tremenda de beneficios, desde mantenernos despiertos hasta conseguir reducir las probabilidades que tenemos de sufrir alzhéimer o diabetes. Pero es agresiva con nuestro estómago, lo que puede ser un riesgo
La nutrición no es tan sencilla como parece. Como si no fueran suficientemente complicados los contenidos energéticos, la cantidad de proteínas, lípidos, azúcares, fibra, vitaminas, minerales, flavonoides, hormonas, antioxidantes..., también nos enfrentamos a que nuestros propios hábitos de consumo juegan un papel fundamental en todo esto, y eso no nos beneficia lo más mínimo.
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El ejemplo más claro es el que tratamos hoy: con qué (o con qué no) combinamos los alimentos. Por supuesto, este no es el único factor que juega un papel fundamental: las horas del día, el ritmo metabólico que tengamos en el momento de consumir, los problemas de salud que padezcamos... La lista es enorme.
Los ejemplos de esto no son escasos: agua caliente en ayunas, agua de jengibre en ayunas, bicarbonato con limón (en ayunas, claro)... Ahora, es más relevante porque se trata de uno de los productos más consumidos en el mundo y, en especial, en este país: el café. Según el 'I Estudio sobre los hábitos de consumo de café en España', "el 87% de la población entre 18 y 64 años consume café y un 70% lo hace a diario".
El amargor del café ha demostrado aumentar la cantidad de ácido gástrico generado por nuestro estómago
Los beneficios para nuestra salud de esta bebida están más que documentados (aunque todavía se siguen descubriendo más). La primera, y tal vez la más importante, es que nos mantiene despiertos. Esta es la razón principal por la que tomamos café, pero no es la única. Diversos estudios, caso del publicado por investigadores de la Universidad de Colorado o del realizado por científicos de la Universidad de Southampton, destacan todos los beneficios de esta bebida:
- Mejora del estado de ánimo
- Función cerebral más activa
- Mejor rendimiento físico
- Aumento de la pérdida de peso
No solo eso. Los científicos también destacan que otros estudios han probado que el café tiene beneficios como la reducción del riesgo de sufrir determinadas enfermedades serias como:
- Diabetes tipo 2
- Enfermedad de Alzheimer
- Enfermedades cardiovasculares
Pero esa no es la cuestión principal. Todos tenemos en mente que el café es una bebida considerablemente fuerte. Casi podríamos definirla como 'agresiva' con nuestro estómago. La pregunta que surge de este hecho es: ¿tomar café en ayunas puede ser malo?
Por una parte, diversos estudios, como el publicado por el Centro Alemán de Investigación para la Química Alimentaria, explican que los sabores amargos del café aumentan la producción de ácido estomacal. Esto se suele vincular, al menos a primera vista, con un aumento del riesgo de irritación de la pared intestinal. Y, de ser cierto, nos pondría en riesgo de sufrir síndrome del intestino irritable, reflujo ácido, úlceras, náuseas e indigestión.
A pesar de estas relativamente lógicas teorías, ningún estudio ha encontrado una correlación directa entre el café y los problemas digestivos, sin importar que se tome con el estómago vacío.
Problemas no, hormonas sí
Otra de las teorías principales es que el café es un estimulante de la producción de cortisol. Esta es una hormona fundamental que es producida por nuestras glándulas adrenales y que tiene control sobre nuestro metabolismo, la presión sanguínea y los niveles de azúcar en sangre. A pesar de esto, los niveles excesivos pueden provocar problemas de salud como la pérdida ósea, la presión arterial elevada, la diabetes tipo 2 y las enfermedades del corazón. Al menos, así son descritos sus efectos por el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
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La verdad es que los niveles de esta hormona varían durante el día. Por ejemplo, aumentan en el momento en el que nos despertamos, se van reduciendo poco a poco a lo largo del día y vuelven a subir durante las primeras fases del sueño.
Estos posibles efectos del café, aunque teóricamente son posibles, no han sido confirmados por ninguno de los dos grandes estudios (uno del Veterans Affairs Medical Center en Estados Unidos y otro de la Universidad de Atenas) que se han llevado a cabo. A pesar de todo, en el hipotético caso de que esto pudiera ocurrir, las condiciones tendrían que ser de lo más concretas. Para empezar, cuando somos bebedores habituales de café, la bebida afecta poco (o directamente nada) a nuestros niveles de cortisol. Por otra parte, los niveles de colesterol aumentan con el café independientemente de si lo consumimos con el estómago lleno o vacío.
El café es un alimento sanísimo. Cierto es que determinadas personas son más sensibles a él y puede sentarles especialmente mal. De todos modos, esto no es la norma. Para un vicio sano que tenemos, sigamos disfrutando de él.
Álvaro Hermida
Fuente: Alimente - El Confidencial
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