Aprovechando su visita por el país para presentar el estreno de estas exclusivas copas hemos podido charlar con él para resolver algunas de esas dudas que siempre nos asaltan a la hora de elegir, guardar o limpiar copas sin acabar con la mitad rotas.
¿Hasta qué punto una copa puede condicionar la experiencia de beber vino?
La copa es mucho más relevante a la hora de degustar el sabor de lo que el público se imagina. Si pruebas el mismo vino en cinco copas distintas, seguramente tendrá un sabor distinto en cada una de ellas.
La estructura de la superficie de la copa determina cómo la copa es capaz de retener el vino y transmitir los aromas a la nariz. El tamaño de la superficie también es muy importante para transmitir la intensidad del vino.
La forma de la copa es clave. Puede aportar armonía al vino, abrirlo o marcar la diferencia en el caso de que no se consiga potenciar el vino si no incorpora el alcohol con la complejidad de aromas y sabores.
¿En qué hay que fijarse para saber que estamos ante una buena copa de vino?
Una buena copa de vino tiene que llevar el vino a su máxima expresión en cuanto a aroma, nariz y sabor. En segundo lugar, tiene que ser un vino auténtico. En otras palabras, un buen vino florecerá en una buena copa. Sin embargo, si es un mal vino, el sabor puede ser incluso peor.
Uno de los rasgos más importantes de una buena copa es que esta sea fina, ligera y delicada. La copa debe estar bien equilibrada para poder sostenerla en la mano y hacer girar el vino perfectamente. Tiene que ser fina, que te aporte la sensación de tener el vino en tus manos, conectar con el vino. Todo forma parte de una experiencia sensorial completa: ver, sentir, oler y saborear.
Además, la copa debe ser duradera y de uso diario. Personalmente, no me gustan los productos de lujo que no son funcionales.
¿Hay margen de innovación en el diseño de una copa o ya está todo inventado?
Por supuesto. La serie Josephinen se rige por un concepto totalmente novedoso. A través de las características de su curvatura, el oxígeno sube y vuelve directamente al vino. Esto sucede especialmente con vinos pesados como un Burdeos o un Borgoña. Últimamente he oído cómo distintos enólogos hablan de cómo el vino se desarrolla de forma más rápida e intensa en nuestras copas, lo que refuerza mi trabajo y me hace feliz.
Además, el vino sabe diferente en nuestras copas. Este hecho, no solo lo aprecian los enólogos y los expertos en vino. Los bebedores ocasionales de vino también perciben claramente que el sabor y el aroma del vino es distinto con nuestras copas.
Algunas personas han bautizado a Josephinen como las copas con “la curvatura especial que marca la diferencia en el sabor”. Me gusta que las describan así, ya que esta “curvatura” no solo es un elemento clave para desarrollar el aroma y el sabor del vino, sino que también lo convierte en un diseño único y diferente.
Un consumidor normal igual se pierde ante las decenas de tipologías de copas. Si en casa tenemos que tener solo un par de tipos, ¿cuáles elegiría?
Algunos fabricantes de copas han lanzado al mercado diferentes series de copas con diferentes tamaños y formas para hacer creer que se necesita una copa para cada tipología de vino. En mi opinión, eso es confundir al consumidor y una pura estrategia de marketing.
La experiencia de beber vino no es una ciencia, es una pasión. Beber vino es una experiencia muy individual, un momento placentero para la gente. He recibido recientemente opiniones de un maestro sumiller que dijo que nuestra copa de champán es su opción favorita para Pinot Noir. Nunca lo había probado, pero desde luego que lo haré.
Si solo me pudiera quedar con un par de copas, optaría por la copa universal. Me gusta beber mis tintos y blancos, así como vinos espumosos en esa copa. De hecho, incluso uso Josephinen nº2 para la cerveza.
¿Las copas, en general, cuanto más grandes mejor?
No, eso no es cierto. La mejor copa es aquella en la que más te gusta tomar el vino. Sin embargo, hay una serie de reglas básicas que puedes seguir para saber qué copa se ajusta más a la tipología de bebida.
Por ejemplo, los vinos complejos y voluminosos se desarrollaran mejor en copas grandes. Por otro lado, hay otra tipología de vinos que se mantendrá más compacto y vivo en una copa más pequeña. Pero la elección de la copa en la que se disfruta mejor un vino es al fin y al cabo una experiencia muy personal.
Estoy de acuerdo con la teoría de que una buena copa hecha a mano es el mejor recurso para darle a un buen vino todo el mérito que se ha ganado.
¿Algún consejo para conservarlas y limpiarlas sin que se rompan?
La mejor manera de mantenerlas a salvo podría ser una vitrina cerrada. Es importante que el mueble no desprenda olores, ya que los finos poros del vidrio absorberían el olor. En el armario, el vaso siempre debe estar en posición vertical, pero también se puede colgar boca abajo en un estante para copas de vino. Si se guarda correctamente, solamente será necesario pasarle un paño antes de utilizarlas, para eliminar el polvo y otros olores.
Lo ideal es limpiar la copa a mano con agua tibia. Si es necesario, puedes utilizar unas gotas de detergente. Es muy importante que no sostengas nunca la copa solo por la base o por el tallo.
Hay que sostener la copa con el tallo entre el dedo índice y el dedo medio. Sostener la copa por la base mientras se pule es el principal motivo por el que se rompen las copas. Para pulir el cristal utiliza un paño de lino.
También puedes poner las copas en el lavavajillas, pero asegúrate de que las copas estén bien fijadas y que la maquina esté limpia y sin grasa. La mayoría de los restaurantes limpian nuestras copas en el lavavajillas, pero se aseguran de que estén bien colocadas y solo lo usan para las copas.
Yo las limpio y pulo a mano. Es una especie de ritual después de una buena cena o de tomar un vino con mis amigos.
En el caso de la gama Josephinen, hablamos de piezas de casi 40 euros la copa. Eso es más que muchas botellas de vino…
Estamos haciendo un producto artesanal de alta calidad. Cada copa es única, como si de una pequeña obra de arte se tratase. A día de hoy creemos que el precio de nuestras copas es muy razonable, teniendo en cuenta que los precios de algunos de nuestros competidores alcanzan los 110 euros por copa.
Siempre quise que Josephinen fuera asequible para el mayor número posible de amantes del vino y para aquellos a los que les gusta ver su vino presentado de la mejor manera posible. Quiero ver que la gente usa mis copas, disfrutan del buen vino y de la buena vida.
No soy un gran fanático de los artículos de lujo que se quedan en el estante solo para mostrarlos. Las copas de la serie Josephinen están diseñadas para usarse todos los días: son copas y vasos que aportan vitalidad a su contenido y a quienes beben de ellos. Entonces, ¿producimos lujo? Josephinen es lujo asequible y funcional.
IKER MORÁN
Fuente: La Gulateca - 20 Minutos
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