Vertical. “Las estructuras dentro de la cocina siguen siendo jerárquicas y machistas”, dice De Michelis, del colectivo MIGA. | SHUTTERSTOCK |
Esta semana, una pastelera denunció un abuso del chef Pablo Massey en su restaurante. Una encuesta del sector revela que el 60% admite que se sintió incómoda en entrevistas.
“Nunca una metáfora pareció más apropiada: el mundo gastronómico está destapando una olla bastante podrida sobre algo que pasa desde hace generaciones, y que tampoco deja afuera a los cocineros jóvenes: el acoso y las situaciones de violencia laboral que se repiten en las cocinas. En estructuras verticalistas e históricamente dominadas por hombres, no hay muchas redes estructuradas aún para contener a las mujeres”.
Quien explica con conocimiento de décadas al frente de algunas de las más prestigiosas publicaciones especializadas, y hoy integrante del colectivo M.I.G.A (Mujeres Impulsoras de la Gastronomía Argentina) es María De Michelis, que da cuenta así de una realidad que se repite y que, esta semana, puso sobre el tapete la denuncia en redes de una pastelera que dice haber sufrido acoso por parte del cocinero Pablo Massey.
A partir de su caso, que se viralizó, colectivos y organizaciones feministas como la que integra De Michelis y varias cocineras y bartenders de renombre se hicieron eco en sus propias cuentas personales. El texto -solo o adicionando experiencias propias en algunos casos- que replicaron Narda Lepes, Ximena Sáenz o Mona Gallosi, entre otras, expone con claridad lo que denunció la ex empleada de Massey.
“Muchas pasamos por situaciones incómodas en algún trabajo, algunas más graves y violentas que otras. Es necesario- y urgente-crear un sistema de comunicación claro en las cocinas y restaurantes que establezcan límites y vías seguras, para poder contar lo que nos pasa. Si sos gastronómico, ayudá a tus compañeras, porque el silencio también es cómplice”, escribieron.
La agrupación M.I.G.A, por su parte, sacó un comunicado en apoyo de la pastelera "por su valentía, por no quedarse callada, por decir en voz alta lo que tantas veces se murmura puertas adentro. Repudiamos a todos los que en la cocina, en la barra o en el salón protagonizan o avalan el maltrato hacia cualquier mujer. En estos casos el silencio es sinónimo de complicidad. Creemos y luchamos por una gastronomía distinta", dijeron.
Quien explica con conocimiento de décadas al frente de algunas de las más prestigiosas publicaciones especializadas, y hoy integrante del colectivo M.I.G.A (Mujeres Impulsoras de la Gastronomía Argentina) es María De Michelis, que da cuenta así de una realidad que se repite y que, esta semana, puso sobre el tapete la denuncia en redes de una pastelera que dice haber sufrido acoso por parte del cocinero Pablo Massey.
A partir de su caso, que se viralizó, colectivos y organizaciones feministas como la que integra De Michelis y varias cocineras y bartenders de renombre se hicieron eco en sus propias cuentas personales. El texto -solo o adicionando experiencias propias en algunos casos- que replicaron Narda Lepes, Ximena Sáenz o Mona Gallosi, entre otras, expone con claridad lo que denunció la ex empleada de Massey.
“Muchas pasamos por situaciones incómodas en algún trabajo, algunas más graves y violentas que otras. Es necesario- y urgente-crear un sistema de comunicación claro en las cocinas y restaurantes que establezcan límites y vías seguras, para poder contar lo que nos pasa. Si sos gastronómico, ayudá a tus compañeras, porque el silencio también es cómplice”, escribieron.
La agrupación M.I.G.A, por su parte, sacó un comunicado en apoyo de la pastelera "por su valentía, por no quedarse callada, por decir en voz alta lo que tantas veces se murmura puertas adentro. Repudiamos a todos los que en la cocina, en la barra o en el salón protagonizan o avalan el maltrato hacia cualquier mujer. En estos casos el silencio es sinónimo de complicidad. Creemos y luchamos por una gastronomía distinta", dijeron.
Abuso en el espacio laboral
Según datos de la Encuesta de Género en Gastronomía del Mapa de Barmaids & Afines, seis de cada diez mujeres o disidencias declaró en 2019 sentirse incómoda en una entrevista de trabajo, y el 30% declaró haber sufrido algún abuso en su trabajo (casi el 30% de jefes o superiores). Asimismo, el 82% declara conocer a otras mujeres o disidencias que estuvieron en situaciones similares de abuso físico o psicológico en su espacio laboral, y 98,5% cree que al ambiente gastronómico le falta perspectiva de género.
Los datos se desprenden de una columna firmada por Laura Marajofsky, fundadora de la plataforma, que agregó también que “en su mayoría de empleados provenientes de barra y salón, con títulos universitarios (36.7%) o terciarios (37.8%), poco menos de la mitad (48%) no está en blanco. Asimismo, la mitad declaró no tener ART (51,5%) y poco menos de la mitad tampoco tiene obra social (44,2%)”.
“A partir de la denuncia de Trini algunas empezaron a hablar y vinieron a tomar contacto con nosotras; luego, sucedió algo inédito: el mensaje unificado, a coro, de las cocineras; y en tercer lugar, que ni un solo varón salió en defensa de Massey. Por primera vez, hay una suerte de grieta en esto, y se empieza a resquebrajar un sistema caduco, antediluviano y perverso”, se esperanza De Michelis.
Violencia laboral: en la Argentina, el 80% dice padecerla
Un estudio acerca de la situación de violencia que se ejerce dentro del ámbito laboral en América latina realizada por Bumeran, Grow, el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, la consultora Nodos y la Fundación Avon reveló que el 73% de las personas la sufrieron durante el último año. De esta manera respondió el 80% de argentinos/as, el 73% de peruanos/as, el 71% de chilenos/as y el 59% de ecuatorianos/as.
La tendencia, informan, es “consistente con la realizada a personas LGBTIQ+ realizada por Nodos en el 2020, que encontró que el 74% de los/as encuestados/as vivió por lo menos una situación violenta en el último año”, agrega el informe.
En la Argentina, el 69% de las mujeres afirma haber vivido personalmente experiencias de violencia/acoso dentro de su entorno de trabajo. Por su parte, el 62% de los hombres asegura haber pasado por alguna situación de este estilo y un 59% de las identidades LGTBIQ+ ha experimentado un hecho de violencia o acoso laboral.
Un 52% de las mujeres, un 50% de los hombres y un 40% de las personas LGTBIQ+ encuestadas en la región afirma haber atravesado situaciones de hostigamiento, agresiones verbales, daño a su reputación y aislamiento dentro del entorno laboral al que pertenece, se trata de situaciones asociadas a la violencia psicológica.
Discriminación. El 36% de las usuarias encuestadas manifiesta haber percibido un trato desigual en comparación con sus pares varones, a su vez sólo el 16% de los varones encuestados asegura haber sentido un trato distinto frente a sus compañeras mujeres. Respecto a las personas LGTBIQ+, un 42% respondió haber experimentado esta desigualdad dentro del mismo lugar de trabajo.
El 13% de las personas LGTBIQ+ encuestadas recibió comentarios inadecuados acerca de su identidad de género en su ámbito laboral, mientras que el 12% de las mujeres declara haber recibido comentarios de este tipo en relación a su edad.
Según el estudio, las mujeres manifiestan un 70% más que los varones haber sido sometidas a acercamientos físicos inapropiados, avances sobre el espacio personal y contactos físicos no consentidos (abrazos, besos, etc) dentro de su lugar de trabajo.
Por su parte, sucede en un 70% más en varones que en mujeres hechos relacionados a comentarios inadecuados sobre la orientación sexual, bromas por discapacidades y acontecimientos violentos como golpes, empujones, cachetadas, entre otros.
Las identidades no binarias sufren un 70% más que los varones situaciones con violencia y sin consentimiento en su espacio laboral.
Clara Fernández Escudero
Fuente: Perfil
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