Con más de 180 años de antigüedad y unas instalaciones monumentales, González Byass Tío Pepe es uno de los reclamos turísticos más importantes de Jerez de la Frontera.
Unas 250.000 personas se acercan cada año a González Byass Tío Pepe, la bodega de brandy y vino de Jerez con más de 180 años de antigüedad. Su historia, sus leyendas, la belleza de sus instalaciones, las centenarias catedrales donde envejecen vinos generosos y su privilegiada situación en pleno casco antiguo de Jerez de la Frontera, entre la Catedral y el Alcázar, son algunas de las razones por las que se ha convertido en la bodega más visitada de Europa y en el mejor destino enoturístico de la D.O. Jerez del planeta, según lo publicado en The World's Best Vineyards (Mejores Viñedos del Mundo) el año pasado.
Fundada por el joven emprendedor Manuel María González Ángel en 1835 (el nombre es un homenaje a su tío José María Ángel y Varga, o como él le llamaba, tío Pepe, por haberle aconsejado en un negocio que desconocía), la marca es hoy la principal empresa bodeguera del Marco de Jerez y el 50% de sus vinos, entre los que se encuentran el fino Tío Pepe, el oloroso Alfonso, el palo cortado Leonor o el amontillado Del Duque, entre otros, se exporta a más de 100 países, con el Reino Unido a la cabeza como su principal cliente.
A continuación, descubrimos seis curiosidades de esta legendaria marca que en 2010 recibió el galardón a la Mejor Bodega del Mundo en el Internacional Wine & Spirit Competition.
UNA CIUDAD DENTRO DE OTRA CIUDAD
Calle Los Ciegos.
A espaldas de la Catedral y a los pies del Alcázar de Jerez, la verja en el número 12 de la calle Manuel María González se abre para invitar al visitante a un viaje en el tiempo. El recinto de siete hectáreas donde se encuentra Tío Pepe carece de viñedos (éstos se encuentran a las afueras), sin embargo, en esta pequeña cuidad hay casas antiguas de fachadas blancas con patios andaluces, 2.900 metros cuadrados de jardines con más de 400 árboles y plantas de 40 especies diferentes, espectaculares catedrales centenarias donde envejecen generosos y brandies, diferentes bodegas, una tonelería y preciosas calles estrechas y empedradas cuyas paredes y techos están cubiertos de parras. Una de ellas es Los Ciegos, un rincón mágico considerado como una de las calles más bonitas de España.
Integrado en el conjunto monumental del siglo XIX también se encuentra el Hotel Bodega Tío Pepe, un hotel boutique de 27 habitaciones en un edificio recuperado, con más de 150 años de antigüedad, formado por cuatro casas que antaño fueron el hogar de los trabajadores de la bodega. Desde la piscina de la azotea del edificio principal, casi se puede tocar la Catedral de Jerez.
Otra curiosidad del complejo de Tío Pepe es que alberga las oficinas de los consulados de Suecia, Italia y Dinamarca, además de las del grupo González Byass, que aglutina Tío Pepe y otras diez bodegas de distintas denominaciones de origen a lo largo de la geografía española.
Azotea del Hotel Bodega Tío Pepe, con la Catedral de Jerez de la Frontera al fondo.
SU ARQUITECTURA REVOLUCIONARIA
A la entrada del recinto se ubica la Real bodega de La Concha, un espectacular edificio de planta semicircular y estructura metálica cuyo diseño se le atribuyó (hay discrepancias al respecto) al prestigioso ingeniero francés Gustavo Eiffel. El amplio espacio con suelo de albero fue construido en honor a la reina Isabel II de España en 1868. En su interior, 206 botas de amontillado La Concha se disponen en semicírculo y cada una de ellas tiene la bandera de los 115 países a los que se exporta el vino de González Byass.
Otra de las instalaciones considerada como una joya arquitectónica es la Gran Bodega Tío Pepe, de estilo modernista, diseñada y construida por Eduardo Torroja en 1964 en hormigón, la única existente en el Marco de Jerez con este material. En ella se pueden almacenar hasta 15 millones de litros de fino.
Bodega La Concha.
EL VINO DE UVAS PISADAS POR UNA REINA
La bella sala de Los Apóstoles, donde se llevan a cabo recepciones y cenas importantes, alberga enormes barriles de más de 300 años de antigüedad. Destaca la bota de El Cristo, un inmenso tonel de 16.500 litros de capacidad (33 botas de 30 arrobas), que fue mandado a construir en Alemania. El nombre se relaciona entre la capacidad de botas que contenía y la edad de Cristo al morir. Alrededor, se disponen otras 12 botas de 6.000 litros cada una, conocidas como Los 12 Apóstoles, aunque se reemplazó el nombre de Judas Iscariote por el de Matías. En El Cristo hay fino Tío Pepe procedente de uvas pisadas por la propia Reina Isabel II en su visita a la bodega en 1862. Aunque la visita tuvo lugar en el mes de octubre, momento en el que la vendimia ya había finalizado, el fundador de González Byass solucionó el problema adquiriendo uva de cuelga de parras como las que se pueden ver en las calles Unión y Ciegos.
UNA BODEGA DEDICADA A LOS REYES
La Bodega Los Reyes está dedicada a la familia real española y guarda los vinos más preciados y antiguos de la marca, como el oloroso Matusalén, el amontillado Del Duque o el Pedro Ximénez Noé. También se encuentran allí los calificados como VORS (Vinum Optimum Rare Signatum o Very Old Rare Sherry), vinos con más de 30 años de envejecimiento y calidad excepcional. La mayoría de sus botas están firmadas y dedicadas por los miembros de seis generaciones de la realeza de nuestro país que han visitado alguna vez las bodegas, como Isabel II (1862), Alfonso XII (1877), Alfonso XIII (1904), Victoria Eugenia (1927), Juan Carlos y Sofía (2000) y la infanta Elena (2006). Otros monarcas que la han visitado son Eduardo VIII de Inglaterra (1927), Naruhito de Japón (1992) y Simeón de Bulgaria (1999).
LA COSTUMBRE DE 1878 QUE SIGUE EN LA ACTUALIDAD
En 1878 se iniciaba en Tío Pepe una costumbre que muestra la relevancia de los vinos de Jerez y la importancia de la amistad a lo largo de la historia de marca. Se trataba de guardar en un registro la rúbrica de las personas ilustres que visitaban las bodegas en Jerez, a la que más tarde se uniría la tradición de firmar con tiza las botas, concretamente las situadas en la bodega La Constancia, como homenaje a esos huéspedes.
Ramón Moreno, obispo de Eumenia, Baja California (norte de México), fue la primera persona que firmó en el libro de visitas de las bodegas González Byass, hábito que se conserva hasta nuestros días. Paseando entre los pasillos de la bodega se puede observar las incontables barricas firmadas por personalidades de todo ámbito, como el fundador del diario ABC, Torcuato Luca de Tena (1789), el novelista Leopoldo Alas Clarín (1883), Isaac Peral (1889), el actor Harold Lloyd (1929), Lola Flores (1951), Paco de Lucía (1975) o incluso la primera ministra británica Margaret Thatcher (1998), entre muchos otros.
Otra costumbre que sigue vigente en La Constancia es la de mantener sobre el albero una diminuta escalerita apoyada en un catavinos para que los ratoncitos puedan beber el fino. En la actualidad, ya no hay ratones, pero es un guiño a José Gálvez Buzón, un venenciador e histórico capataz que, al ver que los ratones de la bodega se interesaban por el vino mientras él comía su almuerzo, inició la tradición de dejar un catavinos con escalera para que éstos alcanzaran el líquido cuando él no estaba.
EL ICONO INOLVIDABLE
La imagen de la botella de Tío Pepe vestida con chaquetilla, sombrero de ala ancha y guitarra española ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en uno de los iconos españoles más reconocibles internacionalmente. La idea fue de Luis Pérez Solero, jefe de propaganda de la bodega, que decidió humanizar la botella con su ya inconfundible conjunto en 1935.
M. CANALES
Datos de interés:
Dirección: Manuel María González, 12 (Jerez de la Frontera, Cádiz).
Precio de las visitas: desde 18 euros
Fuente: El Mundo
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