Las proteínas formadas durante la producción de queso son responsables por la defensa del organismo y actúan contra virus y bacterias. Según un estudio realizado en un Congreso de Nutrición de Brasil, el queso también controla la hipertensión arterial, ya que el potasio, encontrado naturalmente en los lácteos, ayuda a equilibrar la cantidad de sodio en el organismo.
Algunos tipos de queso, como los curados (parmesano, mozarela) presentan cantidades reducidas o nulas de lactosa, lo que también permite su consumo por personas intolerantes o alérgicas a este componente.
Los quesos también ofrecen ventajas para quien quiere adelgazar o controlar su peso; tienen importantes minerales y vitaminas esenciales para el organismo, además de ofrecer opciones muy bajas en calorías, como el queso fresco, ricotta o cottage. También favorece el control de la masa corporal. El queso es un alimento antioxidante que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido a la cantidad de selenio que proporciona.
Ante todos estos beneficios, no te olvides añadir este grupo de alimentos a tu dieta diaria. Prefiera las versiones desnatadas o bajas en calorías, que ofrecen los mismos nutrientes, pero poca cantidad de grasas. Los quesos son perfectos para un desayuno saludable o para una cena ligera.
Fuente: Nutricion.pro
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