El Gourmet Urbano: Muga: arte y tradición en el corazón de La Rioja Alta

domingo, 12 de junio de 2016

Muga: arte y tradición en el corazón de La Rioja Alta

Hablar de Bodegas Muga es hablar de vino y tradición en el corazón de la Rioja Alta.

La familia Muga constituye todo un símbolo en Haro (La Rioja). Hablar deManu, Juan, Edu, Jorge o Isaac es hablar de personas dedicadas con exquisito mimo al mundo del vino. En sus 300 hectáreas de viñedos enclavados en las faldas de los Montes Obarenes (Rioja Alta), las variedades que cultivan estos bodegueros de vocación son Tempranillo (la esencia de los tintos riojanos), Garnacha, Mazuelo y Graciano; y Viura y Malvasíapara blancos. Y de su producción, el 80% es tinto y el 20% es entre blanco, rosado y cava.

A finales de los años 80 la familia se plantea realizar vinos más actuales, pensando principalmente en los mercados internacionales. Vinos más robustos, densos y potentes, pero sin perder la elegancia y complejidad que siempre han presidido los vinos de la casa. Y así nace el primer Torre Muga 1991, una auténtica joya selecta.


Actualmente el 50% de la producción se destina a mercado español y el otro 50% a mercado internacional. Bodegas Muga exporta a más de 60 países entre los que destaca Estados Unidos por encima de todos, aunque son también fuertes en el Reino Unido, Canadá, México y países escandinavos como Dinamarca, Suecia y Noruega.

Su negocio, hoy por hoy, se centra en seguir creciendo y abriéndose a nuevos mercados como el asiático(Taiwán, China, Singapur, Japón, Corea...) sin perder la esencia de la empresa familiar que pone cariño en todo lo que hace. 



Son ya tres generaciones las que han formado parte de esta bodega familiar, enclavada en el emblemático Barrio de la Estación, y fundada en 1932 por Isaac Muga y Aurora Caño. Tras media vida elaborando vinos en bodega subterránea decidieron dar un paso de gigante con la adquisición en 1968 de un hermoso caserón del siglo XIX que a la postre se ha convertido en la prestigiosa sede de Bodegas Muga.

Una de sus características es que en sus cerca de 25.000 metros cuadrados, todo gira alrededor del roble, con 200 depósitos y 14.000 barricas fabricadas con un amplio abanico de tipos de roble: desde el francés (Allier, Tronçais o Jupilles), americano, húngaro, ruso, hasta pequeñas partidas de roble español.



Y como buena empresa familiar que es, Muga también mantiene vivos dos oficios en desuso: el detonelero y el de cubero, que trabajan con celo la madera que finalmente dará ese sabor especial a sus vinos.

Y por mucho que no cesen de innovar en la mayoría de los campos, lo que tienen claro es que les va la esencia de lo natural. Buen ejemplo de ello son sus métodos de bombeo no agresivos y la clarificación de los vinos tintos utilizando claras de huevo frescas que arrojan al tino y que aporta a sus caldos un sabor aterciopelado y único.


En temas de gestión, son reacios, de momento, a la entrada de accionistas y, por supuesto, se niegan a vender la bodega... aunque ofertas no les faltan. "Somos una empresa familiar y estamos muy dedicados en el negocio. Hemos tenido propuestas para vender la bodega, pero le tenemos mucho cariño y no está en venta", comenta Manu Muga, quien lleva más la parte comercial junto a su hermano Juan.

Lo que sí tienen claro es que quieren afianzar mercados incipientes como el chino, donde están presentes desde 1997. "Es un mercado que ahora empieza a tener cultura del vino. Los chinos ven en los vinos españoles muy buena calidad. De los nuestros, les gusta el Prado Enea, porque es un vino más amable, más hecho, más redondito", explica.

MODERNIZARSE, SIN PERDER IMAGEN DE MARCA


Aunque se han modernizado en muchos aspectos, mantener la esencia pasa por no hacer cambios de etiquetado agresivos como han intentado otras bodegas con escaso éxito. "No podemos hacer cambios radicales porque quien busca nuestro vino tiene que identificar la etiqueta de la bodega, sin perder imagen de marca".

El enoturismo se ha convertido para ellos en una nueva línea de negocio que miman con su trato personalizado a quienes les visitan. Al año, calculan que unas 30.000 personas visitan las bodegas. "Si a la gente le gusta tu bodega, al final es un pequeño embajador de tu vino".

De momento, la vida les sonríe. Incluso acompañan el clima y las cosechas. La de 2016, por ejemplo, promete. "Pinta muy bien pero es demasiado pronto. La cosecha de 2015 ha sido soberbia en calidad". 


FLAMENCO Y VINO, CUANDO EL ARTE SE ENCUENTRA:


Fiel a su filosofía empresarial de mezclar tradición e innovación, la familia Muga ha ido más allá y este fin de semana ha puesto su catedral del vino a disposición del flamenco y el jazz, convirtiendo la nave Torre Muga en un lugar mágico del que más de 300 privilegiados han podido disfrutar.

Artistas de la talla de Pepe Habichuela, Jorge Pardo, Josemi Carmona (Ketama) y Jorge Ruiz 'Bandolero', cuatro de los más importantes músicos de nuestro país, ofrecieron un auténtico recital inolvidable a los presentes mezclando sonidos de saxo, flauta travesera, guitarra española y percusión con una acústica perfecta.

Los artistas disfrutaron como nadie y con su fusión de jazz y flamenco lograron poner en pie a un público entregado y emocionado que salió de la bodega con la sensación de haber presenciado algo único, exclusivo. ¡Y vaya que lo hizo!


Y tanto la familia Muga como los artistas lo hicieron de forma completamente desinteresada, sin cobrar entrada aunque sí facilitando una Fila 0 en favor de Médicos Sin Fronteras, que colabora activamente en catástrofes como las del último terremoto de Ecuador.

En esta impresionante fusión de flamenco y bodega no faltaron los vinos como grandes protagonistas del evento.

Arancha Cuéllar

Fuente: Que.es

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