La temperatura o la luz son dos elementos clave en su almacenaje
El estado de conservación de una botella de vino es esencial para disfrutar del sabor de su contenido. Como afirman desde Vinetur, dependiendo de la tipología necesitará unas condiciones concretas para no perder sus propiedades.
- Los vinos jóvenes no requieren de grandes cuidados. Sin embargo, con los viejos tenemos que extremar nuestras precauciones. La temperatura, su posición y la luz serán claves para asegurar su sabor.
- Si está cerrado, controla la temperatura
- La temperatura ideal tiene que situarse entre los 7 y los 18ºC, dependiendo del tipo del vino. Por tanto, es conveniente encontrar un lugar fresco, pero no frío, para guardarlo. Salvo en situaciones muy puntuales, la botella no tiene que guardarse en la nevera. Los armarios o los altillos suelen ser buenas opciones a valorar.
- Evita la luz directa. La luz directa, tanto natural como artificial, afectará a su proceso de envejecimiento. Propiciando una pérdida de sus propiedades de manera prematura.
- Evita los movimientos bruscos. Para la correcta conservación de cualquier vino la consistencia es muy importante. De ella dependerá el sabor que tenga una vez abierto. Si no tienes un espacio habilitado para ellos, evita los lugares demasiado accesibles.
- Consulta con un especialista. Si tienes oportunidad, y partiendo de la base de que cada tipo requiere de unos cuidados específicos, es la mejor manera de asegurar su correcta conservación. Por ello, en el momento de comprar una botella es conveniente consultar con un especialista. Él sabrá informarnos con exactitud sobre los cuidados que necesita de acuerdo a su tipología.
- El caldo tiene que estar en contacto con el corcho. Por esta razón se explica que sea recomendable guardarlo en horizontal.
¿Qué ocurre con el vino una vez abierto?
Una vez abierto, conviene extremar las precauciones, pues cuando entra en contacto con el oxígeno es cuando comienza a perder su esencia.
Termínalo en un máximo de 36 horas. Pasado este tiempo, el sabor comienza a ser diferente.
Siempre tiene que estar en vertical. Al contrario de lo que ocurre cuando está cerrado, una vez abierto es mejor guardarlo en horizontal. De esta manera, lograremos reducir el impacto del oxígeno al entrar en contacto con el vino.
Conserva el tapón original. Las propiedades aislantes del corcho permitirán filtrar el oxígeno al máximo.
CARLOS ZAPATERO
Fuente: 65 y Más
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