Cocinar con flores es una tendencia actual
Con esta nueva era llena de mucha tradición y vanguardias, el arte de consumir flores ya tiene nombre, y es florifagia. Ya por culturas como la árabe y la romana, el uso de las flores dentro de la gastronomía es antiguo, pero más para decoración.
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Lo que aún está en proceso es conocer a fondo lo que nos aportan estas flores, y cuáles son los riesgos de consumirla, si es que existen. Todo esto aquí lo sabremos.
¿Es sano incluir flores en tu dieta?
Según ecoticias.com, el investigador Lorenzo Rivas, del grupo de investigación español “Fisiología Digestiva y Nutrición” de la UGR, las flores son bajas en grasas, pero aportan proteínas, minerales, carbohidratos y tienen alto contenido en agua.
Entre los minerales que las flores aportan al organismo, el potasio, el fósforo y el sodio son uno de los principales. Incluso los pétalos de azucenas o capuchinas contienen antocianinas: compuestos que tienen actividad antioxidante y, dentro de los alimentos habituales, se puede hallar en la cereza, pero en mayor cantidad.
Pese a esto, el valor nutricional de las flores es “comparativamente bajo”, por lo que este investigador recomienda mantener su uso solo por decoración y para disfrutar de su aroma. Los jazmines, crisantemos, claveles y amapolas son algunas de las más usadas.
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Además que el investigador Rivas afirma que, aunque existen estudios científicos, las flores no han sido estudiadas a profundidad. Lo que sí está confirmado es que pueden contener compuestos con efectos perjudiciales a la salud.
Incluso algunas contienen sustancias como la resina, alcaloides, terpenos o taninos que pueden ser riesgosos. Al igual que bacterias, contaminantes ambientales y hongos, que se alojan en ellas durante su proceso de crecimiento.
Por ahora, mientras los estudios científicos profundizan más sobre este tema, lo mejor es mantener el punto inicial proveniente de culturas diversas, de usar las flores en la gastronomía solo con intereses decorativos y aromáticos, sin ingerir ninguna de ellas para evitar riesgos en la salud, sobre todo si desconocemos que su procedencia sea 100% orgánica.
Fuente: La Opinión
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