El Gourmet Urbano: #FOTOGRAFIA #GASTRONOMIA | La fotografía gastronómica es tendencia y el nuevo arte del siglo XXI

sábado, 23 de mayo de 2020

#FOTOGRAFIA #GASTRONOMIA | La fotografía gastronómica es tendencia y el nuevo arte del siglo XXI

Tiene su origen en los bodegones flamencos del siglo XVII. El pintor italiano Caravaggio, retrató uno de los cestos de frutas más famosos del mundo

Una imagen vale más que mil palabras. Desde la Prehistoria, el ser humano ha tenido la necesidad de mostrar lo que comía a través de imágenes (pinturas rupestres, lienzos, fotografías), escenas de la vida cotidiana y todo aquello que le rodeaba y le parecía de una belleza extraordinaria.


En plena era digital, las redes sociales son un canal de comunicación masivo donde se exhiben imágenes de todo tipo y con diferentes temáticas, unas más profesionales que otras, y de manera especial aquellas relacionadas con la comida y el arte culinario, el 'trending topic' del siglo XXI. ¿Cuántas veces han escuchado decir que la comida entra por los ojos y que por la vista comemos más que por la boca?

Artistas de todas las épocas han hecho públicas, de forma intencionada o no, a través de sus obras sus gustos o preferencias culinarias. Un ejemplo es Andy Warhol, uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX , cuyas obras son un presagio del momento actual. «Una fotografía significa que sé dónde estoy en cada momento. Por eso las hago. Es un diario visual», afirmó. Esta frase de Warhol, padre del Pop Art, resume el sentido que hoy tienen las redes sociales en las generaciones de hoy.



De Warhol se sabe que comía sopa de tomate a diario y que bebía mucha Coca-Cola. En ambos productos encontró la inspiración para crear en 1962 una serie dedicada a cada uno de ellos, convirtiéndolas en dos famosísimas obras.


Comer es uno de los grandes placeres de la vida y así ha sido durante siglos, desde las primeras civilizaciones y a través de las diferentes culturas. Para entender el origen de lo que hoy son las imágenes gastronómicas hay que remontarse hasta el Antiguo Egipto, donde las tumbas de los faraones ya eran adornadas con representaciones de escenas frecuentes en la vida de los egipcios, desde la caza y la pesca hasta las celebraciones. También las pinturas de tinajas y jarras de barro de los griegos, y los bodegones de frutas de los romanos, que en el siglo XVI comenzaron a utilizarse para representar las cuatro estaciones.

El cesto de fruras del pintor Caravaggio

El formato bodegón


Perfectamente podríamos decir que el formato precursor de la fotografía gastronómica actual son los bodegones de la pintura clásica y renacentista, donde los alimentos fueron objeto de toda representación. Surgieron en el siglo XVII en Italia y los Países Bajos, gracias a la explosión de la horticultura, y se extendió por toda Europa, incluido España, hacia 1620.

También llamados representaciones de naturaleza muerta, hicieron surgir a grandes artistas que plasmaron con gran realismo las viandas de la época. Uno de los más famosos de la historia es el 'Cesto de frutas' de Caravaggio, realizado por el pintor italiano hacia finales de siglo XVI, o el opulento banquete de Rubens y Jan Brueghel en 'El gusto'. Los bodegones flamencos destacaron por su exuberancia, toda una alegoría de la elegancia y la belleza de los alimentos. En ellos aparecían piezas de caza, mesas llenas frutas y grandes manjares.

Opulento banquete de Rubens y Jan Brueghel en 'El gusto'.

En España algunas pinturas de referencia fueron el bodegón de 'Caza, hortalizas y frutas' de Juan Sánchez Cotán; la 'Naturaleza muerta con fruta y jilguero', el bodegón con 'Cesta de manzanas, membrillos y granadas' o el 'Plato con limones, cesta con naranjas y taza con una rosa', de Juan de Zurbarán; el bodegón con 'Servicio de chocolate y bollos', de Luis Egidio Meléndez, todos ellos mucho más simples y austeros que los flamencos.

'Caza, hortalizas y frutas' de Juan Sánchez Cotán

Estas representaciones alcanzaron su máximo reconocimiento y prestigio con las obras de Diego Velázquez, uno de los grandes genios del arte universal. Famosas fueron sus escenas de cocina o de taberna con figuras y utensilios relacionados con la cocina, pintadas en su juventud: 'Vieja friendo huevos', 'El aguador de Sevilla' y 'Cristo en casa de Marta y María', son las más representativas.

'Vieja friendo huevos'', de Velázquez.

En el siglo XIX llegarían los bodegones de Goya, que nada tenían que ver con los del siglo XVII. También 'Los girasoles' de Vincent van Gogh, uno de los bodegones del siglo XIX más conocidos junto a 'Los comedores de patatas' en los que el artista reflejó la vida de los campesinos.

El impresionista francés Renoir, ofrecía una interpretación más sensual de todas esas estampas, dando especial protagonismo a lo ornamental para resaltar la belleza del conjunto. Ambos aspectos se ven perfectamente representados en 'El almuerzo de los remeros', cuadro que muestra a un grupo de amigos del pintor descansando en la terraza de un restaurante. Pero no se puede hablar de impresionismo sin citar a Monet, uno de sus creadores. Además de paisajes, realizó numerosos bodegones: 'Naturaleza muerta con jarra, botella, pan y vino', 'Cesta de membrillos, uvas y peras' y 'Salmonetes rojos'.

'El almuerzo de los remeros', de Renoir.

En el siglo XX, este género resurgió con los bodegones cubistas de Pablo Picasso y el surrealismo de Salvador Dalí –'Bodegón con botella de ron' o 'El cesto de pan'– y de Joan Miró –'Bodegón del zapato viejo). Gran parte de la obra de Picasso refleja la poca importancia que la comida tuvo en su vida. 'Naturaleza muerta. París 1901', es uno de los primeros cuadros donde el artista refleja su admiración por las frutas mediterráneas y las flores. 'La comida frugal', es el significado de la no comida.

Nuevas corrientes artísticas


Entraron en escena el collage o la superposición, el ensamblaje de los elementos y el arte encontrado, los artistas comenzaron a sustituir el pincel por la cámara y comenzaron a introducir los objetos reales, convirtiéndolos en el centro de sus obras. Ya en el siglo pasado, durante las décadas de los años 60 y 70, el acto de servir comida y consumirla irrumpía como corriente artística. Numerosos artistas han encontrado la inspiración de su arte en la belleza de los alimentos y en la elegancia de los platos.

El movimiento conocido como 'Eat art', arte comestible, fue creado por el artista Daniel Spoerri en la segunda mitad del siglo XX, dando origen a su famosa mesa trampa de objetos pegados. A partir del ensamblaje de objetos, principalmente restos de comida, platos, cubertería y vasos pegados sobre una mesa, Spoerri creó algunas de sus más famosas obras de arte.
Daniel Spoerri y su 'Eat art'.

Con la aparición de la cámara fotográfica digital en 1975, las instantáneas culinarias se popularizaron cada vez más y la salida al mercado de los smartphones facilitó la captura instantánea de estas composiciones visuales, creativas, coloristas y apetecibles, dando origen al movimiento 'foodie' en la década de los 90. Un término que aunque parece estar ligado al concepto de restaurante gastronómico, lo cierto es que se refiere a todas las personas aficionadas a la comida y a la bebida. Precisamente la palabra inglesa 'foodie' fue creada en 1984 por Paul Levy, Ann Barr y Mat Sloan para su libro 'The Official Foodie Handbook', El manual oficial para los 'comidistas'.

Fotografía profesional


Al igual que la cocina ha experimentado una gran revolución en los últimos 30 años, la fotografía gastronómica lo ha hecho al mismo nivel. Básicamente porque los grandes cocineros de todo el mundo se han apoyado en fotógrafos profesionales para dar a conocer su cocina a través de imágenes que piden a gritos ser devoradas con los ojos.

A través de diferentes publicaciones (libros, revistas especializadas, periódicos, blogs, recetarios...) la fotografía gastronómica se ha elevado a la categoría de arte culinario, siendo además, un elemento divulgador de la propia evolución, esencia y cultura gastronómica española.

La revolución de las redes

La fotografía gastronómica es creatividad y pasión, por eso cada imagen se merece ser tratada con el máximo respeto. Uno de los gestos más habituales cuando estamos sentados en la mesa es echar mano del móvil para congelar la imagen del plato e inmediatamente hacerla pública o viral en las redes sociales. La gastronomía ofrece infinitas posibilidades y las imágenes nos adentran en un universo de colores, formas, texturas...

¿Esto qué significa? Que las nuevas tecnologías se han convertido en algo tan necesario e imprescindible como los cubiertos, para completar una experiencia de principio a fin, al tiempo que sirve de 'nevera' para alimentar los diferentes canales de difusión a través de los cuales se hacen llegar las imágenes a un público masivo. Queremos comer y disfrutar lo que comemos, pero también compartirlo.

Las redes sociales se han abierto como un gran ventanal desde el que contemplar el universo gastronómico donde muchos platos se transforman en obras de arte culinarias. Instagram y Pinterest son actualmente las redes sociales más populares para que chefs de todo el mundo, aficionados, 'foodies', 'comidistas' o 'influencers' gastronómicos muestren sus dotes artísticas con la cocina y la fotografía como principal reclamo.

Instagram cuenta con más de mil millones de usuarios activos y cada día publica más de 70 millones de fotografías donde la clave está en ser creativos, constantes y coherentes con los 'hashtag' o las etiquetas que acompañan cada imagen, ya que el objetivo es lograr la mayor visibilidad posible sumando 'followers' o seguidores que premian con su 'like' las instantáneas. Miles de millones de fotos de todo el mundo están etiquetadas bajo los hashtag #food, #instafood, #foodporn, #yummy o #foodie.

No solo Instagram se alimenta de platos y bodegones bien fotografiados, el marketing gastronómico también necesita de buenas imágenes para atraer a un público que se deja llevar por las primeras impresiones y sabe valorar cuando el producto que se muestra en la imagen es real y de calidad.

La mejor carta de presentación para un restaurante es su imagen y debe hacer de ella su marca personal. Cuidar la decoración y la oferta gastronómica es lo más importante pero no hay que olvidar que las imágenes hablan por si solas y se convierten en la mejor carta de presentación.

¿Cómo hacer buenas fotos?


Si no disponéis del equipo adecuado, lo mejor es confiar las fotos a profesionales acostumbrados a cuidar la calidad de las mismas, para que tengan la resolución adecuada. Aunque los móviles incorporan cámaras de alta en ocasiones para los fotógrafod esto no es suficiente.

Además de la estética, entran en juego aspectos como la luz, el fondo, el encuadre y en el caso de los platos, para poder apreciar y transmitir detalles imperceptibles a la lente como las texturas, es necesario utilizar objetivos macros. La imagen tiene que ofrecer realismo, despertar el apetito y dar ganas de comerse el plato.

Cada plato tiene su perfil bueno, por lo tanto tras comprobar la luz y elegir bien el fondo habrá que decidir el encuadre o ángulo. Habitualmente se utilizan tres tomas:

Cenital


Plano cenital de una tostada. / JOSEPH GONZALEZ

Siempre desde arriba, poniendo la cámara sobre el plato o los objetos que se vayan a fotografiar, formando un bodegón. Este tipo de fotografías son tendencia en redes sociales. Con este angulo, se suprime la profundidad de campo y todos los elementos están en el mismo plano. Se utiliza a menudo para fotografiar cremas de verduras, ensaladas, pizzas, boles de frutas...

Frontal


Plano frontal de unas tortitas. / MAE MU

Para conseguir resaltar una buena hamburguesa, un sándwich, las capas de una tarta o incluso bebidas, este tipo de plano refleja muy bien la altura y los ingredientes que lo componen. Para ello la cámara debe colocarse frente al sujeto.

45 grados o picado


Plano de 45 grados de un plato minimalista. / MISCELLANISTA

Es el más utilizado porque es el que simula como vemos la comida cuando nos sentamos en una mesa. Funciona para casi cualquier plato y permite resaltar los detalles en la parte frontal, los lados y la superficie superior, ofreciendo una correcta dimensión de la forma y tamaño.

ALICIA DEL CASTILLO

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