El Gourmet Urbano: #VINOS 🍷 | El vino en la era Covid

sábado, 13 de febrero de 2021

#VINOS 🍷 | El vino en la era Covid

Servicio de vinos
®EL GOURMET URBANO

La pandemia ha cambiado nuestros hábitos sociales y, con ellos, el consumo de una bebida que nos ha acompañado desde nuestros orígenes

Aunque ya se cultivaban vides entre el 6.000 y 5.000 a.C., no es hasta la Edad de Bronce (3.000 a.C.) cuando se produce el auténtico nacimiento del vino. Más de 5.000 años después el cultivo de la vid sigue teniendo la misma trascendencia en la vida de los pueblos. Tucídides, historiador y militar ateniense, sostenía que «las gentes del Mediterráneo empezaron a emerger del barbarismo cuando aprendieron a cultivar el olivo y la vid». 

De su importancia en la historia de la humanidad da fe el papel que jugó en las sociedades medievales europeas, en las que junto con el pan era una de las bases de la dieta de las clases populares. Su peso en la liturgia cristiana facilitó la popularización de su consumo. De hecho, su elaboración estaba ligada muy directamente a los monasterios y conventos, ya que la Iglesia era la propietaria de una gran cantidad de tierras cultivables.

El cultivo y el consumo de vino cumple hoy más que nunca una función simbólica, articuladora y cohesionadora. Esta actividad es mucho más que un simple conjunto de referentes anclados en el pasado, o de técnicas productivas; constituye un motor de desarrollo local, al concentrar en su elaboración y consumo muy diversos ámbitos de la vida y la economía de la colectividad: salud y dietética, producción agroalimentaria, turismo y gastronomía, tradiciones, relaciones sociales, empresa y negocios, innovación. 

En el enciclopédico estudio 'La economía del vino en España y en el mundo' podemos leer: «La eclosión del enoturismo en España es a la vez consecuencia y causa de la identificación de los territorios productores con el vino como actividad que los sustenta, como icono que los diferencia y como elemento que construye su identidad».

Este aspecto 'cultural' –y social– del vino lo ha sometido a los vaivenes propios de las tendencias más generales de consumo alimentario según las épocas y a otras variables menos controlables a corto plazo como las derivadas del cambio climático. Y como no podía ser de otra manera, la brutal irrupción a principios de 2020 de la pandemia por Covid-19 ha modificado los hábitos de consumo de un producto tan emblemático como lo es el vino. 

Los españoles somos bebedores sociales y la Covid 19 ha alterado nuestras vidas en todos los órdenes y, por tanto, también en su consumo. Por ejemplo, durante el confinamiento, según una encuesta realizada por la Federación Española del Vino, las bodegas españolas incrementaron sus ventas 'online' un 161% entre marzo y junio. Pero en términos absolutos no es un incremento significativo, dado el poco peso que aún tiene el 'e-commerce'. 

De hecho, en la misma encuesta se preveían pérdidas de negocio a fin de año del 28%. En la parte positiva, las restricciones provocadas por las medidas contra la pandemia han inducido a una digitalización exprés de las bodegas y a una fuerte presencia en redes sociales, con el efecto de difusión añadido.

En cuanto a tendencias de consumo, la consultora Alimarket señala un sensible incremento del consumo en los domicilios, compensando de alguna manera las limitaciones en la hostelería. Además, se ha reforzado la tendencia a etiquetas más transparentes, con más información y con códigos QR para acceder a ellas mediante dispositivos móviles. Se ha incrementado el acceso de las mujeres a su consumo, centrado sobre todo en los blancos, así como de vinos con menos graduación, «como respuesta a los gustos de los consumidores más jóvenes». Se constata el ascenso de la tendencia a la responsabilidad medioambiental en el consumo. 

Los consumidores europeos de entre 25 y 34 tienden a percibir el vino ecológico como de mayor calidad y, de hecho, la cuarta parte de los compradores británicos y la tercera parte de los españoles en esta horquilla se muestran interesados por estos vinos, algo muy conveniente para nuestro país, que cuenta con el viñedo ecológico más extenso del mundo. Por último, según la agencia Mintel, «la 'nueva normalidad' puede hacer que disminuyan las visitas a bares y restaurantes. Tanto es así, que los establecimientos virtuales podrían pasar de ser un recurso para las grandes ocasiones, como las bodas, a convertirse en un canal de «compra cotidiano».

Mayor consumo doméstico, vinos sin alcohol, nuevos formatos hoy impensables –cartones (habrá que superar el síndrome Don Simón), envases metálicos–, el sumiller en casa, catas virtuales... nuevas formas de consumo de una bebida que nos acompaña desde nuestros albores inducidas por un virus que ha impactado de lleno en nuestra pulsión socializante.

PACHI LARROSA

fuente: La Verdad

No hay comentarios. :