- Se ha pensado por años, que los vinos blancos van con carnes blancas y los tintos quedan para rojas. Pero veamos cómo funciona.
- Mar y vinos blancos, la dupla perfecta
Con el paso del tiempo este tipo de sentencias ha quedado bastante simplicista. Lo cierto es que en el momento en que se crearon; funcionaron, ya que la influencia de la cocina era mayor y el vino tenía un lugar menos destacado. Hoy en día muchos han pasado al "bebé lo que quieras y comé lo que quieras".
Aun así, existen algunas estrategias generales para aplicar al maridar comida y vino, incluido hacer lo mejor posible para combinar o contrastar sabores y texturas y equilibrar la intensidad tanto del plato como del vino.
Los vinos tintos son casi siempre más altos en taninos; su astringencia puede hacer que el vino se sienta un poco "secante". Pero cuando lo combinamos con una porción de carne roja, los taninos pueden parecer más suaves, ya que la grasa disminuye la percepción de los mismos.
PRESTAR ATENCIÓN, PUEDE MEJORAR LA EXPERIENCIA. |
Mientras tanto, el vino blanco puede ser un mejor complemento para el pescado debido a su mayor acidez, que se puede comparar a cuando le ponemos un chorro de jugo de limón para alegrar los sabores de los mariscos.
Por supuesto, estas reglas básicas cambian dependiendo de cómo se prepare el plato. No es igual que las preparaciones se hagan a la parrilla, o al horno, que sea salteado en manteca, ahumado, o en estofado. Saber si en el plato tenemos picante o si habrá alguna hierba fresca, puede darnos la pauta de elegir otro vino.
Realmente el mundo del maridaje, si se lo toma con respeto, es bien complejo y puede sumar mucho a la experiencia. No debe ser algo rígido, pero tampoco dejarse librado al azar. Teniendo en cuenta ciertos aspectos, podemos tener un gran momento.
FEDERICO LANCIA
Fuente: MDZ
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